1535 México, Universidad Iberoamericana, texto de Alfredo Harp Helú y María Isabel Grañén Porrúa en solidaridad con las personas que sufren las consecuencias de secuestros

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La Universidad Iberoamericana Ciudad de México, consciente de la situación que aqueja a nuestro país y a su sociedad, se une al dolor e indignación que familias mexicanas viven a causa de los secuestros, y comparte con ustedes un texto de Alfredo Harp Helú y María Isabel Grañén Porrúa en solidaridad con las personas que sufren las consecuencias de estos delitos.

Una tragedia de México y sus familias

Imagine este escenario por un momento. Piense que usted es la persona que está hablando, póngase en sus zapatos, sólo el tiempo que le tome leer este texto.

«He sido muy afortunado, Dios me dio la oportunidad de tener un hijo, un hermoso niño que sólo pedía una cosa: cariño. Para eso había venido al mundo: para amar y ser amado. Lo acogí en mis brazos y crecimos juntos. Nos complementamos, yo tenía la necesidad de ofrecer ese cariño que él tanto requería. Tuve la oportunidad de darle algo mejor: una familia que vivía en armonía; una mamá, una hermana y un hermano.

Recuerdo el primer día que me dijo “papá” y sentí cómo el cielo se abría, los pájaros cantaban y el sol iluminó el mundo.  De la mano íbamos  a su escuela.  Los primeros días se le llenaban los ojos de lágrimas, no quería despegarse de mí, pero pronto encontró su mayor interés por el  colegio: sus amigos. Además, se divertía jugando fútbol y adoraba la música.

Jamás olvidaré su expresión cuando logró descifrar “m a m á”, cuatro letras que comprendían el universo entero.  Dios nos colmaba de bendiciones.

Pasaron los años, me sorprendía ver cómo mi pequeño niño se hacía un hombrecito, que maduraba a pasos agigantados, que crecía para ser casi de mi tamaño. Amamos la vida.

Cumplió catorce años, lo celebramos juntos, en familia con algunos amigos. La vida nos sonreía. Pero un día el cielo se nubló, los pájaros enmudecieron y la tragedia invadió nuestros corazones: en el camino por donde pasaba mi hijo, se cruzaron unos hombres desalmados, personas que no podrían ser descritas con un adjetivo porque no los hay para poderlos describir. Me avisaron que mi hijo acababa de ser secuestrado, ¿cómo?…, ¿cómo podía ser aquello?…, iba acompañado de un chofer y también se lo habían llevado. Al parecer, los plagiarios eran o se hacían pasar por policías.

La noticia me dejó pasmado. No tenía idea de cómo actuar. Por fin nos confirmaron el plagio y pidieron rescate. Sí, querían dinero a cambio de mi hijo, ellos decían que esa era ”la negociación”. También me dijeron que recibiría un presente para que supiera que hablaban en serio. De eso no  cabía duda. Al día siguiente, el drama fue mayor, localizaron un cadáver en la cajuela de un coche, era el chofer, amigo de nuestra familia que cumplía responsablemente con su deber y que dejó en duelo a los suyos ¡¿Por qué sacrificar así a un hombre inocente?!»

[Hasta aquí habla el padre de familia]

Imagine un minuto  lo que ese padre y su familia pudieron sentir en aquel momento, pasaron días en total incertidumbre, sin saber en dónde estaba su hijo, si comía o tenía frío, si era golpeado o amenazado. Peor aún, no sabían si estaba vivo o no. Pero la esperanza nunca muere y ellos esperaron cincuenta días que convertidos en horas podrían traducirse en meses, minutos que se convertían en años y segundos que eran una eternidad sorda.

Aquel padre pidió asesoría; no sabía cómo actuar ante tal situación. En realidad nadie lo sabe, porque en esas circunstancias las posibilidades de actuar son nulas.  Buscó por todos los medios la manera de que su hijo volviera, se hincó ante las autoridades, pidió auxilio a la policía, visitó las oficinas de los procuradores y a los altos mandatarios, rogó a Dios mañana y noche, deseó cambiar su vida por la de su pequeño.

Nada, pasaban los días y nada. Sólo prevalecieron  la esperanza y el amor, que lo hacían sostenerse en dos piernas.

Dinero. ¡Qué poco valor puede tener el dinero si la vida de un ser humano está en juego!

Por supuesto, aquel padre pagó el rescate. Sabía que esas monedas eran tan viles como las de Judas; no tenían  valor y menos sentido.  Supo que su hijo estaba vivo. Habló con él como prueba de vida y la esperanza volvió a brillar en los corazones de aquella familia. Pero después el silencio enmudeció al mundo. Pasó un día, otro, otro y otro, nada, no hubo llamadas, ni el timbre sonó, ni nadie llegó.

Las suposiciones fueron ilimitadas. Creían que el día estaba cerca, su hijo volvería y gritaría: “papás, acá estoy”. Sí, los santos estaban enterados, a todos les habían rezado; sólo esperaban y mantenían la esperanza.

Otra semana y el padre volvía a suplicar al mundo entero que le ayudara, pero el silencio se ahogaba en sí mismo. Esperaría toda una vida si fuera necesario, pero la incertidumbre de no saber en dónde estaba su hijo agujereaba el dolor de aquellos padres. Habían pagado, ¿por qué no se comunicaban con ellos?…, algo raro pasaba, quizá los secuestradores se habían peleado entre ellos, quizá habría pasado otra cosa, quizá y quizá…

Por fin, recibieron una llamada. Quien hablaba no quería entrevistarse con el jefe de familia, pero el padre espetó: “dígame, aquí estoy”; creía estar preparado para todo. El comunicante informó que habían encontrado el cuerpo de una persona en la cajuela de un coche y había que reconocerlo.

No entraré en detalles de aquel hecho de horror, el cuerpo llevaba varias semanas metido en una bolsa de plástico, era irreconocible. Por la dentadura se logró identificar al muchacho de catorce años al que le había sido arrancada la vida, despojada debido a la desgracia que azota a nuestro país. Sí, a un niño inocente que tuvo la mala fortuna de pasar frente a unos sicarios por casualidad.

Póngase usted en los zapatos de aquellos padres, que desean que nadie llegue a sentir lo que ellos pasaron en los últimos cincuenta días. Piense que nadie en este país está exento de que le suceda algo parecido. Este crimen es un atentado contra cada familia de México y cada uno de sus habitantes. La muerte de ese muchacho significa la descomposición social a la que hemos llegado, la lloramos todos los mexicanos que tenemos hijos y los que no los tienen. Todos nos unimos al dolor de aquella familia que también es la nuestra.

México no merece esta realidad ni que la vivan las próximas generaciones. Es urgente un cambio. La impotencia invade a la sociedad civil. Unámonos para exigir que nuestras autoridades de los tres poderes de la Unión, de los estados y municipios trabajen decidida y coordinadamente contra la delincuencia y en favor de la seguridad de las personas,  para que en el corto plazo todos los mexicanos podamos vivir tranquilos.

Condenamos la impunidad y la violencia.

¡Ya basta!

Alfredo Harp Helú y

María Isabel Grañén Porrúa

Agosto 2008

5 Comentarios

  1. Respetables Sr. y Sra. Harp:

    Como a miles de mexicanos me ha conmovido esta tragedia, sin embargo considero que hacer una marcha para pedir «mayor seguridad» es como convocar una para pedir por «la paz mundial». Son cosas tan intangibles que aunque «arrastran» a la mayoría, no son algo que podamos medir. Creo que deberíamos pedir acciones concretas y aunque no soy experta en leyes, me parece que el problema no son las penas a los delincuentes, sino realmente «AGARRARLOS»

    Creo que tenemos que crear mecanismos específicos para que la ciudadanía pueda participar. Efectivamente podemos realizar la marcha para juntar firmas para cosas particulares como: listas públicas de agresores (como homicidas, violadores y secuestradores) metodos más eficaces para comunicar a la sociedad de las bandas o zonas de riesgo, centros policiacos supervisados por la ciudadanía, mecanismos para seguir puntualmente los procesos de delincuentes como secuestradores, violadores y homicidas.

    Lo que realmente necesitamos es que la gente tenga mecanismos eficaces para OPINAR, para ARGUMENTAR, para EXIGIR y para REPRENDER a quienes nos gobiernan. El único mecanismo que tenemos hoy es el de «VOTAR» y desgraciadamente somos una sociedad poco participativa, sin embargo creo que si creamos mecanismos sencillos para que la gente exprese su opinión acerca de temas concretos y tome acciones puntuales será mucho más efectivo que realizar marchas únicamente.

    Espero contribuir para modificar poco a poco para crear una sociedad responsable de cada uno de los problemas que en ella surgen

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  2. Es cierto que la condena a muerte a los secuertradores no va a detener por si misma los secuestros. Solo es un primer paso. pero un paso en firme. No va a detener los secuestros, pero los secuestradores sabrian que al final de su fechoria van a morirse. Probablemente eso no los detenga, pero los va a hacer pensar en ello dos veces. Y cuando lse de cuenta que la sociedad lo aprueba, es firme y pugna porque asi sea, seguramente lo van a pensar muchas veces antes de seguir con los secuestros, llamensele express, temporales o como quiera. Al final es un secuestro.

    Debemos como sociedad dejar de ser temeroso, medrosos, timoratos., indecisos. Precisamente esto es lo que explotan los secuestradores. Debemos, como sociedad ser firmes en nuestros derechos y actuar para que se respeten. En cualquiier ambito, en cualquier tema, pero sobre todo en el tema de nuestra supervivencia y seguridad.

    Nadie tiene el mas minimo derecho a amedrentarnos, ni a nosotros ni a los nuestros. Si lo hacen y trasgreden este derecho es unicamente porque nosotros como individuos lo permitimos. Y si lo permitimos como individuos, como sociead el error se multiplica por miles o cientos de miles.

    Hay que dejar una cosa en claro. Bien Claro. Nadie, repito, nadie tiene derecho a lastimarnos, a causarnos dolores insufribles, a causarnos perdidas de seres queridos, o a causarnos la muerte con el proposito de obtener dinero. Nadie!

    Si sucede es por que nosotros lo permitimos como indivisuos. Y si lo permitimos como individuos, como sociead, con mayor razon, El error se multiplica por cientos, por miles.

    Estos entes, estas bestias, que no humanos digan lo que digan otros «piadosos», los secuestradores, son depredadores, viven de depredar lo que les rodea y a los que les rodean. No tienen remedio, no se pueden reeducar, no se pueden rehabilitar, jamas se podran reintegrar a la sociedad como individuos rehabilitados. No le sirven a nadie, no son utiles, no son productivos y ademas son depredadoress, danan a las personas, a las familias y a la sociedad. Su mensaje es indeleble: Vive lo que te falta vivir con el mas profundo miedo, con la mas incontenible rabia y la mas desesperante frustacion…si es que sigues vivo, tu…y tu familia.

    El secuestro se debe castigar con la…iba a decir pena, pero la verdad es que la eliminacion de una bestia de estas jamas, honerstamente, seria una pena. Entiendo que no sea una alegria…pero de lo que si estoy seguro es que la eliminacion de estos depredadores cuando menos, seria motivo de descanso y tranquilidad para la sociedad.

    Eliminarlos?, Por que no separarlos de la sociedad. La pregunta seria para que? Se van a rehabilitar algun dia? En prision, se van a volver productivos de alguna forma o van a ser creativos y a aportar algo a la sociedad o la humanidad? Hay la menor posibilidad de rehabilitar a estas sanguijuelas?

    La condena a muerte debe existir en nuestra sociedad! Muerte a los secuestradores y sus complices! Cadena perpetua a quien sepa de sus acciones y no los denuncie! Basta de ser timoratos, basta de ser agachones, basta de dar la otra mejilla, reaccionemos como hombres valerosos, comprometamonos con nosotros mismos y con nuestra sociedad!

    Legisladores, Sociedades Humanitarias, Asociaciones Civiles, Empresas, Sociedad, la condena a muerte para los secuestradores y sus complices debe instauarse en Mexico.

    Yo no se de otros paises, honestamente ni me importa. Solo se que Mexico la necesita!

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  3. Estimados Señores:

    Los felicito por la calidez he inteligencia de su redacción, por la serenidad con la que exponen un acto de tal vileza y por la calidad en su introspección con los sentimientos del padre de esa pobre criatura. Por cierto: y su pobre madre ¿Qué siente? ¿Quién habla o se preocupa por ella? Su padre es finalmente un hombre importante y poderoso y que seguramente, ya que el Estado ha fallado, podrá hacerse justicia por su propia mano, yo lo haría.

    Los felicito por salir de esa zona de confort en la que estamos inmersos, hemos llegado a un punto crítico en donde o hacemos algo de fondo, consistente, permanente y comprometido o simplemente esperamos a que la crisis termine con lo poco que queda de nuestro país y después a hacer el recuento de los daños y volver a lamentarnos de nuestra mala fortuna y ha vivir con el sentimiento de otra década más perdida.

    Siento una profunda rabia he impotencia hacia el Estado Mexicano que ha traicionado el pacto, si, yo y todos nosotros firmamos un pacto con él. Pero el único que no lo recuerda es el mismo Estado, por lo menos cuando no le conviene hacerlo. Me permito recordarle a ese Estado que: Él y todos nosotros tenemos un acuerdo firmado y se llama Constitución (Carta Magna) que consigna derechos y obligaciones que por el simple hecho de la ciudadanía todo mexicano se apropia. En ese documento se consigna el poder “monopólico” del propio Estado a ejercer la fuerza pública y a apropiarse de parte del producto social a través de los impuestos; pero, esos dos inmensos poderes no son gratuitos, nos debe a cambio: Salud, Educación, Infraestructura, Cultura, Entretenimiento y por supuesto SEGURIDAD, entre muchas otras cosas. Este pacto desde hace mucho tiempo en México está fracturado: El Estado no hace lo que le corresponde, pero tampoco la sociedad hace lo propio.

    Desde hace muchos años vivimos en un régimen de mentiras: El Estado hace como que nos defiende, nosotros hacemos como que pagamos impuestos. El Estado hace como que brinda salud y seguridad pública y nosotros hacemos como que no vemos el tráfico de portafolios llenos de dólares y ligas. El Estado hace como que es fuerte y nosotros hacemos como que si, pero respetamos y reconocemos más el poder de los capos….

    ¡¡¡Ya basta!!! De seguir las cosas así, los pocos que pueden hacerlo como muchos empresarios y artistas mexicanos se van a seguir yendo a vivir a Miami, otros pocos políticos a Dublín, habrá muy seguramente un par sin restricción presupuestal que irán a la estación espacial o a Marte. Pero y ¿Los demás? ¿Nos matamos entre si? ¿Esperamos a que alguien se apiade de nosotros y nos haga justicia? En África manadas de elefantes se han matado entre sí por el estrés generado por la devastación de su medio ambiente ¿Qué nos espera? Un final como el de la película de Charlton Heston “Cuando el destino nos alcance” en donde terminaremos haciéndonos galletas los unos a los otros y comiéndonos entre sí.

    Estoy arto, pero no quiero llegar al punto de ¡Tragarme a mi vecino! Quiero que el Estado cumpla el contrato y defienda a mi familia, a mi próximo, que le haga justicia y refunda en la cárcel a los asesinos de Fernando y su pobre chofer, preferiría que los matara, es lo justo. Pero dado el temor y la retórica de nuestros lamentables políticos, por lo menos encuéntrenlos, métanlos a la cárcel y esperemos que el sistema penitenciario les haga lo propio y haya justicia divina.

    Gracias María Isabel y Alfredo

    Alberto Madrid

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  4. Este en particular el ver a el Sr. Martí con valentia frente a las camaras hablando de su hijo que lo habian secuestrado y después asesinado, el tono de su voz , el escuchar como se partia, fue algo que me llego al fondo de mi corazón, ¿como es que puede haber tanta gente que solo por tonterias le hace tanto daño a las familias?

    Si nos unimos y presionamos a nuestros gobernantes, y nosotros mismos hacemos algo por la corrupción este país nunca va a salir del hoyo en el que se encuentra, por favor hagamos algo, no dejemos que sigan pasando mas casos como este, como el de mi mejor amiga, quedamos demasiado lastimados la vida se fractura y vivimos con miedo.

    Y citando al Sr. Marti: en serio si no pueden con el cargo, renuncien!

    Gracias Alfredo y Maria Isabel por crear conciencia.

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  5. Lamentamos enormemente el fallcimiento del inugalable empresario y ser humano Alfredo Harp Calderoni.
    Nuestro más sentido pesame a toda la familia.
    Compartimos su dolor en este día.

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