1118 México, Yo influyo.com, A 14 años del asesinato del Cardenal Posadas

“La versión del fuego cruzado consiste en que el vehículo en el que viajaba el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y su chofer Pedro Pérez Hernández, quedó en medio de la balacera que se daba entre las dos bandas de narcotraficantes rivales; la de Joaquín Guzmán Loera el ‘Chapo Guzmán’, y la de los hermanos Arellano Félix”, aseguró el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, al comentar el libro La verdad os hará libres.

 

Este libro, escrito por Fernando Guzmán y José Antonio Ortega, habla sobre la situación actual de la investigación del caso Posadas, la cual está estancada debido a las irregularidades de las que fue objeto desde el día en que el crimen se perpetró.

En La verdad os hará libres, los autores cuestionan el hecho de que el entonces presidente, Carlos Salinas, no ha rendido las declaraciones pertinentes, pues el Ministerio Público le realizó preguntas escuetas que no han ayudado al esclarecimiento de los hechos.

LOS HECHOS

 

Desde 1992, la Policía Judicial Federal había intervenido las líneas telefónicas de algunos miembros de la jerarquía eclesiástica. Las de la casa y oficina del Cardenal Posadas fueron intervenidos, pero por la PGR. Asimismo, era vigilado e incluso seguido por vehículos sospechosos con vidrios polarizados.

“Bajó de su automóvil y vio que iba llegando el Cardenal Posadas Ocampo, se acercó a saludarlo y al momento en que lo recibió para saludarlo lo notó nervioso, le preguntó por qué estaba así y fue en ese momento, ya de pie el señor Cardenal, a un lado de su vehículo, cuando le dijo ‘me vienen siguiendo’”, se lee en una extracción de la declaración de Verónica Ávalos de la Torre, hecha en 1998.

El día del asesinato, Rodolfo León Aragón, director general de la Policía Judicial Federal (PJF), citó a Ramón Arellano Félix en el Aeropuerto de Guadalajara. Sin embargo, al llegar, Arellano no se reunió con León, pues lo vio armado y acompañado de policías de la PJF. Entonces, decidió irse y tomó un vuelo para Tijuana, alrededor de las 3:00 horas.

Ese mismo día, Joaquín, “El Chapo” Guzmán, llegó a dicho recinto antes de que el Cardenal Posadas lo hiciera, y entró al aeropuerto sin ser agredido por los elementos del ejército y de la PJF que se encontraban al exterior.

De hecho, cuando ocurrió la balacera en la que el cardenal perdió la vida, “El Chapo” se encontraba al interior del aeropuerto. Estos hechos desmienten la “tesis” de Carpizo sobre “el fuego cruzado”. Nunca hubo tal, ya que las bandas de narcos implicadas, aunque estaban en los alrededores, nunca se enfrentaron. Esta tesis, de hecho, fue desechada por la PGR en 1999.

LAS INVESTIGACIONES

 

 

Las investigaciones han descartado que el asesinato haya sido producto de un accidente. En primer lugar porque cuando el cardenal arribó al aeropuerto alrededor de las 16:00 horas (para dirigirse a la Ciudad de México para ver al Nuncio Apostólico), alguien gritó: “Ya llegó, ahí está, es él”. En segundo, porque no murió a causa de una bala perdida, sino de 13 impactos.

Además el automóvil en el que viajaba, un Grand Marquis blanco, tenía 52 impactos y 4 rozones. En tercer lugar, tanto el cardenal, como su chofer fueron acribillados a corta distancia, aproximadamente a 1.5 metros, lo que indica que el suceso no fue incidental.

Asimismo, las evidencias fueron trastocadas, ya que después de la escena y de la presencia del ejército y la policía, la situación se salió de control. Solamente se recogieron 78 casquillos. E incluso, antes de que se perpetrara el crimen, tres aviones de la PGR salieron de la Ciudad de México a Guadalajara, por órdenes de Carpizo, para investigar el homicidio que todavía no ocurría. En ellos viajaban agentes del MP, policías judiciales federales y peritos.

Después de ocurrido el asesinato, y para calmar a la opinión pública, se intentó implicar a Enrique Vazcones Hernández, “El Puma”, y a Ramón Torres Méndez, “Spooky”, quienes fueron detenidos mientras compraban unos boletos en Tijuana.

“Ramón Arellano Félix había llegado a un acuerdo con Rodolfo León Aragón, que consistía en que se entregaran dos personas para enfriar el asunto y que León se iba a encargar de aclarar la situación y posteriormente poner en libertad a las dos personas”, declaró el mismo Vazcones Hernández.

UNA VIDA EJEMPLAR

 

La PGR, después de una serie de investigaciones realizadas al Cardenal Posadas, al Arzobispado de Guadalajara, a sus cuentas de banco, llegó a la conclusión de que su vida fue ejemplar. Esto a pesar de que muchos quisieron implicar su muerte con una estrecha relación con el narco.

“De los testimonios recabados durante los seis años de investigación, debida y rigurosamente valorados, podemos afirmar que el señor Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo llevó una vida ejemplar, auténtica y de acuerdo a su forma de pensar y su religión católica, tanto pública como privadamente, siendo víctima inocente de la violencia”, establece el número 20 de los Acuerdos tomados por el Grupo Interinstitucional.

Incluso después de haber sido asesinado, Roma continuó teniendo una imagen positiva de él. “Más aún, el mismo Papa y quienes estaban con él en ese momento, escriben en la bula que el Cardenal Posadas ‘derramó su sangre a favor de la Iglesia de Cristo’, lo que significa que el Papa (Juan Pablo II) lo considera como un mártir que da su sangre por el amor a la verdad, por el amor a Cristo y su Iglesia, que es lo máximo a lo que todo cristiano puede aspirar”, comentó José Trinidad Martínez, Obispo Auxiliar de Guadalajara.