Este segmento también destaca por mejores condiciones en la provisión de servicios, por ejemplo, en términos de precio, velocidad de descarga, mayor número de canales de TV y/o inclusión de plataformas de video bajo demanda por internet.
Por su parte, las telecomunicaciones móviles registrarán una desaceleración en su dinámica respecto a 2018, se espera un crecimiento para 2019 de 4.7%, es decir 2.9 puntos porcentuales (p.p.) menos respecto a un año atrás. A pesar de que se registra un alza en el consumo promedio de servicios móviles por usuario, especialmente aquel de datos móviles o megabytes de navegación por Internet, la desaceleración en la venta de teléfonos inteligentes o smartphones explica el menor crecimiento del segmento.
En lo que toca a las telecomunicaciones fijas (20.2% del total de ingresos sectoriales), si bien tiene lugar un alza sostenida en la contratación de internet fijo en hogares y empresas del país, el segmento fijo en su conjunto (voz y datos) cerrará el año con una contracción aún más acentuada que en anteriores, con una tasa de -6.2% en términos de ingresos. Ello derivado de la continuada sustitución categórica de la telefonía fija como vía de comunicación para los hogares mexicanos.
Previsiones para 2020
Es razonable anticipar que esta trayectoria de ingresos por segmento resulte en una senda de crecimiento positivo del conjunto sectorial, tal que, en 2020, la razón de incremento anual ascienda a 4.0%.
Para 2020, el FMI proyecta que el crecimiento económico nacional ascienda a 1.3% impulsado por una recuperación moderada de la demanda interna derivado de la disipación de la incertidumbre. Precariamente, esta tasa aproxima a la del crecimiento poblacional, lo que resulta en un nulo crecimiento del poder adquisitivo promedio o del PIB per Cápita.
Es de esperar que testifiquemos esfuerzos por incrementar la cobertura, desplegar redes de nueva generación, que idealmente deberían acompañarse de la profundización en la demanda y consumo de servicios. Tan sólo he dicho que idealmente deberían hacerlo, ya veremos su efectividad de implementación.
Adicionalmente, se requiere de la generación de condiciones de competencia efectiva, para avanzar en generar incentivos a la capitalización y el despliegue de infraestructura.
Desde los primeros meses de 2020, el regulador deberá buscar la concreción de la competencia basada en la regulación asimétrica de preponderancia, como la mejor vía conocida para romper la rigidez estructural de la concentración de mercado de la que goza el preponderante, con los consecuentes efectos nocivos en los consumidores y en sus competidores.