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Entrevista a Martín Becerra, Doctor en Ciencias de la Información
Las pantallas ganan lugares de manera permanente en la vida cotidiana de las personas. En el hogar, televisores ultra delgados cada vez más conectados, computadoras que reproducen horas de video. En espacios públicos, dispositivos móviles con pantallas de tamaños mayores permiten recepciones de programas desde diferentes plataformas.
Podría decirse, como alguien señaló una vez, el contenido es rey. Miles de horas de todo tipo de programación propagados por diferentes plataformas ocupan espacios preponderantes. América Latina, sin dudas, no escapa a la tendencia mundial. Aunque estas latitudes tienen sus peculiaridades. Durante la última década han venido ganando nuevas deliberaciones sobre los medios, en especial, la televisión. Y más particularmente, el papel que juega la televisión y los medios privados. Abundan ejemplos de discusiones que recogerán los libros de historia sobre equilibrios, desequilibrios y disputas entre gobiernos y medios de comunicación, televisivos en especial.
Países como Venezuela, Argentina, Ecuador y Honduras, por citar algunos, han vivido –y viven- acaloradas discusiones teñidas de todo tipo de calificativos. Se renuevan tensiones entre los gobiernos y los medios sobre el papel que juegan estos últimos en el debate público y la formación de la opinión de masas. Se va de un lado a otro en la deliberación.
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