La guerra de los bots
Octavio Islas
Las lagunas en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) en materia de acciones propagandísticas a través de Internet, convierten a las redes sociales en un ambiente comunicativo idóneo para que los candidatos presidenciales continúen en campaña, particularmente durante el extraño periodo de “veda electoral” que decretó el Instituto Federal Electoral (IFE), el cual se extenderá hasta el 29 de marzo. Entre tanto, en la agitada Tuitósfera mexicana se intensifica “la guerra de los bots”.
En Twitter es posible programar bots para desarrollar determinadas operaciones, por ejemplo, responder únicamente a ciertos usuarios seleccionados; publicar tuits en lapsos o periodos preestablecidos; realizar automáticamente retuits a cada uno de los tuits emitidos por un usuario seleccionado, etcétera. Debemos tener presente que los bots son cuentas falsas que en realidad son manejadas por personas reales.
Como los partidos políticos sistemáticamente han despreciado la necesidad de contar con bases de datos efectivamente confiables de sus militantes y simpatizantes, los asesores en marketing político a través de nuevos medios sociales han advertido la posibilidad de incrementar artificialmente el número de seguidores de los candidatos presidenciales en sus cuentas en Twitter, a través de bots –interlocutores apócrifos-. Por supuesto que recurrir a los bots representa un reprobable desprecio por el genuino diálogo con el ciudadano.
Para incrementar la visibilidad de los candidatos presidenciales en nuestra Tuitósfera, es posible programar cadenas de bots para reproducir literalmente los mismos mensajes, situación que facilita poder convertir un determinado tema en “Trending Topic” en Twitter.
Fernando Gutiérrez y Claudia Benassini atinadamente establecen algunas pautas que permiten reconocer tan burda maniobra de “promoción”:
- Respuestas directas a tweets en menos de un segundo, como consecuencia de una previa programación para responder en automático sobre diversas palabras.
- Retweets de los mensajes que derivan de una cuenta específica.
- Mayor número de followings vs un menor (casi escaso) número de seguidores
- .Follow/Unfollow como la búsqueda recíproca de acciones. Primero se sigue una cuenta esperando obtener reciprocidad en menos de 24 horas.
- Tweets idénticos a diferentes personas.
- Avatares similares. La misma imagen aparece milagrosamente replicada en diferentes cuentas.
Entre los innovadores servicios de la llamada mercadotecnia política alternativa en nuevos medios sociales, es posible advertir la pujante presencia de un nuevo gremio: los vendedores de seguidores en Twitter, servicio cuyo mercado meta son los aspirantes a celebridades en el mundo digital y, por supuesto, candidatos a puestos de elección ciudadana.
En la red han proliferado prestadores de servicios que venden cuentas de seguidores en Twitter, que inclusive cuentan con nombre y biografía, con tarifas de 2,500 dólares por cuarenta seguidores, hasta 75,000 por cuatrocientos. Tales tarifas seguramente bajarán en la medida en que se incremente el número de prestadores de similares servicios. Entre los principales generadores de seguidores en Twitter destacan shopatia.com, Buyfollowers.org y BoostTwitterFollowers.com
Además es posible ubicar determinados servicios gratuitos, como Botize, una página web que ofrece la programación de bots para añadir funciones a las cuentas de Twitter. La programación se lleva a cabo estableciendo una serie de criterios concordantes y que, por tanto, generan respuestas automáticas a determinados temas de interés. Cabe añadir que es un servicio gratuito; el sitio es muy eficiente a juzgar por los comentarios de los miles de tuiteros que han recurrido al servicio. Su limitación estriba en que deben instalarse tantos bots como sea necesario.
El pronunciado autismo del IFE en “la guerra de los bots”, sencillamente exhibe su pobre interés por el empleo propagandístico de las redes sociales –asignatura pendiente que quizá admita relevancia después del 29 de marzo- ¿Ya para qué?…
En cambio resultan loables iniciativas ciudadanas como #CazaUnBot dedicada a dar a conocer las reprobables prácticas de quienes apuestan por el monólogo de los bots, renunciando al genuino privilegio del diálogo directo con el ciberciudadano.
