6411 México, Mediatelecom, 25 de enero de 2011

Con base en el Índice de Producción del Sector Telecomunicaciones (ITEL) de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), la industria ha venido creciendo desde 2003 a un promedio anual de 20.94 por ciento. Como se observa en la gráfica 1, el de las telecomunicaciones es uno de los sectores más dinámicos de la economía. Su crecimiento no sólo es de dos dígitos sino que supera por mucho el comportamiento de la economía nacional la cual, incluso, ha decrecido en los últimos años.

El extravío de Molinar

Diseñar política pública, comunicarla, ejecutarla, liderar esfuerzos y medir resultados son elementos mínimos que cualquier estratega o político tiene que realizar cuando encabeza un ministerio, más aún cuando hablamos del responsable de las telecomunicaciones. La oportunidad, su conocimiento sobre el escenario económico y su sensibilidad sobre el escenario social, deben estimular los reflejos del líder y ponerlo a analizar claramente el territorio. Los últimos meses encabezados por el ex secretario Molinar fueron una suerte de ocurrencias en las cuales la buena fe sustituyo a una visión clara de acciones; donde sus ganas y heroísmo sustituyeron la planeación y el diseño de política pública. Fuimos testigos de valor y de emoción, pero una sistemática falta de orden, de agenda y planeación. La ocurrencia y la esperanza  se transformaron en un método. Se llegó al extremo de afirmar que se actuaba bajo una agenda del sector, cuando todo mundo sabe que jamás ha existido tal herramienta de política pública. De nada sirvió que hubiera viento a favor si no se sabía a dónde ir. Para colmo, se convenció al presidente de que ese supuesto plan podía ser rubricado bajo la marca comercial de las tres “C” (Cobertura, Convergencia, Competencia), sin existir siquiera las acciones y conceptos que expliquen tal reduccionismo.
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