4586 Yo influyo.com, Enlodar la sotana blanca, René Mondragón

Enlodar la sotana blanca
René Mondragón
viernes, 09 de abril de 2010

http://www.yoinfluyo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=21207&Itemid=82

Mi estimado amigo, el Pbro. Dr. Juan Claudio Sanahuja, director general de “Noticias Globales”, tuvo la gentileza de enviarme un artículo firmado por Massimo Introvigne, director del Centro Studi Sulle Nuove Religioni –CESNUR– y publicado en yoinfluyo.com, en donde el autor formula algunos planteamientos, que por su actualidad, me parecieron necesarios compartir con mis guapísimas lectoras y admiradísimos lectores.

“El New York Times” vs. Benedicto XVI

En efecto, se trata de los casos de pedofilia que han sido reconocidos por la Iglesia como un crimen inaceptable, pero que en diversos medios de comunicación locales e internacionales, se han erigido en forma insistente, como la lanza ristre contra el pontificado de Benedicto XVI.

“El New York Times” es un punto de referencia interesante. Es posible que usted ya esté enterado de la “nota aclaratoria” que el propio periódico publicó, desdiciéndose de lo que dicen que dijo en contra del Sumo Pontífice.

Como es obvio, cuando se trata de enlodar la sotana blanca, los titulares son “de ocho columnas”, pero cuando el objetivo es publicar el mentís, la información ocupa algún pobre espacio pegado, prácticamente, a los avisos clasificados que a nadie interesan.

Sin embargo, vale la pena revisar el tema desde la perspectiva ofrecida por Introvigne, que dicho sea de paso, ocupa como fuentes el propio periódico neoyorkino, la información del CENSUR y las notas aparecidas en Zenit el 25 de marzo pasado.

¿Defensa de víctimas o ataque contra el Papa?

Suena interesante, ¿no le parece a usted? Ésta es una primera línea que es necesario distinguir en la información aparecida sobre el tema de la pedofilia; en particular, por el manejo de la información realizada por Carmen Aristegui y todos los demás que integraron una caja de resonancia, tan superficial como carente de rigor periodístico.

De entrada, si usted revisa la información dada a conocer, los detalles dan la impresión, efectivamente, de que el objetivo no es la defensa de las víctimas; de organizar una metodología que coadyuve a esclarecer los crímenes y llevar ante los tribunales a los responsables, directos o no de los hechos.

La información deja un sabor a campaña de desprestigio, de desacreditación de la figura de un Pontífice de definiciones y posicionamientos doctrinales que no dejan espacios a las dudas ni a las interpretaciones sospechosamente manipuladas.

Adicionalmente, los insistentes señalamientos contra la silla de Pedro también generan la percepción de que los objetivos reales y los misiles de tinta han sido apostados contra una Iglesia que incomoda a un gran número de cabilderos incrustados en los gobiernos de los países, porque la misma Iglesia ha dado una lucha sin cuartel a favor de la defensa eficaz de la vida y de la familia.

Desde luego, la información se catapulta con las declaraciones de grupos que se autoafirman como católicos, pero que no están en comunión con la Iglesia, como el caso de las “Católicas por el Derecho a decidir” o las mujeres del grupo “Victoria Diez”, de quienes ya nos hemos ocupado en otros espacios.

Laicismo excluyente y fascista

El diario neoyorkino se fue a la yugular de los Cardenales Joseph Ratzinger y Tarcisio Bertone, acusándolos –la expresión es exacta– de “ocultar” el caso de un cura pedófilo. Como era de esperarse, “El New York Times” involucra en este “ocultamiento cómplice” a toda la Congregación para la Doctrina de la Fe; intenta mostrar a quienes son los responsables de cuidar la ortodoxia doctrinal en la Iglesia, como criminales por omisión y silencio, ubicando un documento citado por Massimo Introvigne(1), como el factor que impidió entregar al pedófilo a las autoridades civiles.

Llama la atención, porque los editores del periódico se auto-erigen y auto-proclaman como juzgadores, suplantando los órganos jurisdiccionales de la Iglesia Católica.

Este modelo de laicismo excluyente mezclado con fascismo decimonónico, deja de lado un par de hechos relevantes: la autoridad eclesiástica sí denunció en tiempo y forma el abuso de menores; además de ignorar que, en todos estos casos, la Iglesia es –con mucho– más severa que la normatividad del Estado.

Los editores de “El New York Times” también dejaron de lado el hecho de que la indagatoria de los órganos eclesiásticos continuó e incluso limitó el ejercicio ministerial del pederasta, hasta que Murphy falleció en 1995; es decir, la autoridad jurisdiccional de la Iglesia –después de las acusaciones de 1975– continuó limitando las actividades del sacerdote, además de instruirlo para que públicamente admitiera sus responsabilidades.

Pánicos morales

Catalogado por Introvigne como “periodismo basura”, acuña un concepto interesante, los “pánicos morales” funcionan hoy desde el rotativo neoyorkino para enfangar la figura del Papa Ratzinger, a partir de un suceso de hace 35 años. Otro espacio y un análisis diferente requiere el caso del Arzobispo Rembert G. Weakland, a quien, por cierto, los grupos de “católicos disidentes” siguen elogiando. El hecho es inexplicable, pero cierto.

Esta circunstancia abre un corchete sustantivo: ¿Quiénes están escribiendo y proporcionando a medios como “El New York Times”, el script de una campaña para enlodar la sotana blanca del Papa?

“Crimen sollicitationis” de 1962 (en realidad, segunda edición de un texto de 1922)

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Comentario de Octavio Islas

¿La iglesia es quien debe juzgar a los sacerdotes pederastas?

La Iglesia les ha brindado protección. Un ejemplo: Marcial Maciel, a quien Juan Pablo II calificó como «ejemplo para la juventud», sabiendo de su adicción por la morfina y su conducta criminal y sociópata.

Los medios de comunicación no han «enlodado» la sotana blanca.

Fueron los propios sacerdotes pederastas y los Sumos Pontífices que dieron protección a los criminales, quienes deben ser juzgados por la ley.

En lugar de denunciar un complot contra el Papa, la Iglesia debería por disculparse con cada una de las víctimas. Son miles.

Además los criminales -sean sacerdotes o no- deben ser juzgados por las leyes.

5 Comentarios

  1. Hera de esperarse,primero proteguieron los intereses de la iglesia catolica y dejaron por un lado la justicia y la salud mental de miles de niños violados…..esto tiene un nombre crimenes contra la humanidad…castiguenlos con todo el rigor de la ley.

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  2. otra vez yo….
    como es ke pueden comprobar «miles» de violaciones de niños, de verdad es algo indignante todas las calumnias hacia los sacerdotes… pero caray!! quien esta libre de pecados pues que lanse la primera piedra , no???
    pero bueno como una vez lei , si todos esos crimenes ya los sabian todas esas organizaciones…entonces ellos cometen el delito de complicidad y deben ser juzgados tambien por la «ley» meramente humana y que no llega a ningun fin, pero existe otra Ley y esa es la justicia de Dios que nadie se puede adjudicar solamente El.

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  3. Lo importante aqui y que me tranquiliza en verdad es que
    Maciel no es Dios; y que por lo tanto la Iglesia no esta fundada en Maciel.
    Asi que admiro la madurez con lo que lo esta tomando el Papa demostrando humildad cosa que los medios de comunicacion no han logrado, sino solamente llegan a actuar con tal de acabar a la Iglesia (cosa que jamas lograran) cayendo en lo tonto y sin ningun objetivo, todo quieren que lo hagan las «leyes»; pero,que han puesto de su parte…? que has hecho tu para que esto se detenga?

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    1. La tesis del complot contra la Iglesia ha sido refutada hasta por el Papa.
      No he afirmado que Maciel sea Dios.
      Maciel fue un delincuente protegido por la Iglesia.
      Desde Norberto, quien cuestionó a Salvador Guerrero cuando dio a conocer en México los crímenes de Maciel hasta Juan Pablo II, quien le llamó «ejemplo de la juventud».
      No tengo nada más que discutir contigo.
      Gracias

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