SÍ FUE EL FUTURO POR OCTAVIO CÁRDENAS
Por Administrator
24 de julio de 2006
Todos fantaseamos con el provenir, próximo o lejano, mientras algunos países ingresan a esa sociedad que nos dibujaba la ciencia ficción del siglo pasado. Lo que nos hace preguntarnos: si dejamos atrás la sociedad industria y entramos en la de la información, ¿cuál es el mañana con el que ahora debemos soñar?. Para el escritor Alberto Chimal ese mundo aséptico con autos voladores de la literatura o películas ciberpunk no llegará, la realidad resultó ser otra: un mundo igual de sucio o más, pero terriblemente complejo.
Enrique Haro, director general de Intel México, lo mira atento, esperando dar respuesta, «claro, señala, de la misma forma que esa sociedad controlada por un ente totalitario tampoco llegó, seguimos haciendo muchas cosas igual que hace 100 años».
Pero esto nada tiene que ver con la tecnología, le recuerda Octavio Islas, experto en cibercultura y catedrático del Tec, pues tras la carrera especial de la Guerra fría, deberíamos ir y venir a la luna, algo posible tecnológicamente pero económicamente no viable.
Haro explica que la razón radica en que nadie ha visto la luna como una mina con enorme potencial comercial. Pero lo que sí podemos esperar del futuro es una tercera ola globalizadora.
«La primera fue la salida del hombre de África y la segunda el descubrimiento de América», aclara el ejecutivo de Intel al tiempo que añade que en este futuro también veremos mucha conectividad y dispositivos que hagan ubicua la información.
Sorprenderá que este mañana high tech logre cambios que transformen a la sociedad entera, incluso aquella que siga sin tener acceso a la tecnología o la información y el conocimiento, estima Chimal, siguiendo a Haro.
Tal aseveración sirve de punto de partida para el catedrático Islas, quien vislumbra que estos marginados emplearán la tecnología contra sus creadores, algo que ya podemos ver con el fenómeno de la piratería.
Ante tan álgido tema, Haro toma la tangente mencionando sociedades muy modernas pero impredecibles y caóticas por tanta información disponible y de fuentes tan variadas que será difícil distinguir la basura del contenido de valor.
Aunque eso sí, el responsable mexicano de la empresa más grande fabricante de procesadores, adelanta que no veremos máquinas que controlen a la humanidad.
Para él, ni siquiera las computadoras del año 2020 serán capaces de tener conciencia artificial, por lo que, contrario a las películas, jamás se preguntarán qué son, para qué están aquí, y mejor aún, porqué deben obedecer al hombre.
Eso sí, en la posteridad los humanos podríamos ser medio máquinas, releva Haro, algo que sí hemos visto muchas veces en la pantalla y que se conocer como cyborgs.
Para el escritor, aquí el problema recaería en la identidad humana. «Hoy el celular y la ropa son parte de mí y no puedo vivir sin ellos, pero no son yo», nos refresca la memoria.
Islas le observa sorprendido, quizá porque coincidió con lo que en ese momento pensaba: ontológico (parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales).
En el mundo ulterior podremos definir quién y cómo quiero ser, en dónde quiero vivir y hasta en qué tiempo, pues la brecha digital creará distintas mundos, uno del pasado y otro venidero, adelanta Islas.
Alexis Castañares, consejero de arquitectura de infraestructura de Microsoft se suma a la plática y aclara que los ejemplos actuales de sociedad de la información apenas son «la punta del iceberg».
Para él es imposible imaginar el mundo dentro de 100 años, dos décadas a lo sumo y el resultado será una verdadera transformación de lo que conocemos, sobre todo en lo que se refiere al manejo de la información, que hoy se limita a comunicación.
«El reto está en no acabarnos el mundo antes de que el futuro llegue», acota, mientras Haro nos recuerda la increíble capacidad de regeneración del planeta, «más fácil que acabemos con la humanidad».
Sus interlocutores coinciden. Al parecer no tenemos futuro.
Las nuevas ciencias
De la misma forma que un adelanto como el telescopio dio origen a la astronomía, las tecnologías de la información crearán nuevas ciencias, entre ellas la nano y la biotecnología, estima Castañares.
Aunque claro, estas nuevas ciencias siempre serán plataforma para ideas como la astrología, una anticiencia que es guía y asidero para muchas personas, añade Chimal
Lo grave, añade Castañares, es que muchos perciben en los horóscopos conocimiento. Para él, la celular será modelo de las ciencias computacionales de los años venideros, pues la idea es copias su capacidad de crear herramientas internas que hagan trabajos específicos.
«Las propiedades físicas de los materiales y elementos cambian a nivel nano. Nanotecnología no es hacer máquinas pequeñas, sino transformar características».
Así, es posible imaginar un humano o material cubierto de pequeñas máquinas, casi de tamaño cuántico, que lo hagan más duro que el acero, o pequeñas máquinas que ingresen al cuerpo y afecten su funcionamiento, algo así como virus informáticos para personas.
Haro lo detiene para que no vaya tan lejos, con la biotecnología y la genética será posible modificar los virus actuales, no necesitaremos máquinas.
En cuanto a la genética, Castañares ve grandes avances a cinco años, pues el genoma humano ya está mapeado, nada más falta analizarlo.
Blogs, el caos de internet
Para Islas, internet es el gran desmasificador de los medios de comunicación. Pero para Haro tanta información y de tan dudosa procedencia sólo puede dar paso al caos. «Tener acceso a 50 mil blogs desde tu celular hará imposible que distingas la información útil de la basura. La tecnología es una puerta enorme a la información, pero también al caos».
Islas le responde, los blogs son una moda no el futuro de internet, el futuro se está descentralizando y pone de ejemplo la guerra en Irak, donde vía bitácora personal se logra un medio subversivo alterno para lo que no hay en los medios tradicionales.
Haro toma las palabras de Islas y revira: «sí, eso son un mi querido diario en internet», donde cientos dicen lo que quieren, a lo mejor 10 son ciertos, ¿pero los demás?
El catedrático hace acopio de paciencia y reconoce que existe una subutilización de la herramienta, mencionando que la tecnología sí construye el futuro, pero que su uso debe ser responsable.
Castañares toma la palabra y hace hincapié de que mañana lo que impactará a la sociedad no será el contenido ubicuo, algo que hacen los blogs, sino la manera en que se sume conocimiento individual y pone de ejemplo la teoría de cálculo matemático, desarrollada por dos contemporáneos que nunca tuvieron la fortuna ni de conocerse, menos de discutir sus tesis.
Educación: la tarea pendiente
Islas ve una asignatura pendiente en la educación, al grado de proponer que las instituciones se conviertan en centros de alta investigación, para lo que deben cambiar su infraestructura y paradigmas.
Totalmente rezagadas, coincide Haro, y se va por el ejemplo: si tomas a un médico de hace 50 años y lo metes en un quirófano de hoy no sabría qué hacer, pero toma un profesor de hace un siglo y funcionaría en un aula actual, se conserva el mismo paradigma y la tecnología tiene mucho que aportar en este cambio. El director de Intel sabe que la magia no está en la computadora sino en el maestro, aunque «no hay disciplina donde los niños puedan saber más que el maestro, salvo en tecnología. Cuando sucede el maestro se bloquea».
Fe, ¿la información será Dios?
Para el escritor las modificaciones genéticas, los implantes y la tecnología provocarán que la idea de naturaleza humana se trastoque, se vuelva mutable y flexible. Esto nos llevará a replantearnos qué es el humano y por consiguiente, quién es Dios.
Castañares se suma al tema al postular que la concepción de la suprahumanidad se mantiene pero será totalmente diferente. Aunque Haro no está seguro, y pone de ejemplo los horóscopos.
Esto sirve de base para Chimal, quien ve cómo nuevos mitos se construyen a partir de la ciencia a pesar de ser totalmente opuestos a ella, como aquellas religiones basadas en la creencia de naves espaciales y extraterrestres. «Hay iglesias que hablan de ellos, que nadie ha visto, pero que hay millones de videos y fotos que afirman que existen. Son mitos que se recrean de raíces muy profundas, pero se alimentan de la ciencia», dice Chimal.
Aunque si la información será omnipresente, salvadora, fuente de fe y esperanza, ¿será el Dios del mundo venidero?
