Comentario Octavio Islas
Carmen Beatriz Fernández, destacada consultora venezolana, en 2008 coordinó el libro Ciberpoítica ¿Cómo usamos las tecnologías digitales en América Latina?, el cual fue editado por la Fundación Konrad Adenauer.
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| Lecciones del 23N | 24/11/2008 |
| Regionales en venezuela: un país distinto | |
PRIMERA: el chavismo se ruraliza. Quizás es la principal conclusión de este proceso electoral, se ratificó la existencia de una brecha cada vez más amplia entre el comportamiento político del elector de las grandes ciudades contra el elector rural o el de ciudades menores. Comportamiento electoral muy similar al observado en el referendum de hace un año escaso (ver análisis en este mismo Blog en http://marketingpolitico.org/articulo.php?id=36&vr=St). El chavismo ganó la gran mayoria de los estados, pero la oposición ganó los más poblados, incluida la capital del país, que concentran cerca de un 50% de la población nacional. Mantuvo las dos gobernaciones que tenía y ganó Miranda, Carabobo, Gran Caracas y Táchira. Muchas de las principales ciudades del Venezuela, aún cuando algunas de ellas están aún en disputa, podrían haber quedado en manos de la oposición. Un municipio emblemático para el chavismo pasó a manos de la oposición: el populoso municipio Sucre, quizás el municipio más pobre del área Metropolitana de Caracas y, de seguro, el que concentra mayores índices de violencia urbana a nivel nacional, pasa ahora a estar gobernado por Carlos Ocariz, del opositor partido Primero Justicia. Pese a que el chavismo pretende explicar su pugna política en términos de lucha de clases, es cada vez más claro que la dicotomía real está estre habitantes urbanos y habitantes rurales. Esto no es un factor menor, puesto que da al traste con el principal argumento marxista de la autodenominada Revolución Bolivariana. SEGUNDO: el país es plural y ansía la paz. La masiva concurrencia a las urnas electorales habla de una ciudadanía que supo ejercer su derecho democrático de forma masivamente cívica, con excepciones sólo en incidentes muy menores. En unidad y perfecta armonía, chavistas y opositores emitieron un hermoso y contundente mensaje de aceptación de la diversidad y la pluralidad, en abierto contraste con el discurso violento del presidente Chávez durante la campaña electoral. TERCERO: la fuerza del chavismo no sólo es Chávez. Chávez, quien es aún un presidente popular que recibe fehacientes muestras de lealtad por parte de sus electores, quiso hacer de esta elección regional un plebiscito. Tuvo éxito sólo a medias. Fue, efectivamente, capaz de elevar la votación electoral de muchos de sus adláteres, sin otras credenciales distintas a la de ser los «elegidos presidenciales». Así, la mayoría de los gobernadores chavistas fueron electos con indices de votación entre el 45 y el 55%, porcentajes sospechosamente similares a los indicadores de popularidad de Chávez. Sin embargo, los dos gobernadores chavistas más votados, pertenecientes a dos importantes estados (Lara y Monagas) fueron electos con niveles de aceptación muy superiores a los del promedio de sus colegas. El hoy gobernador Falcón (del Estado Lara) fue electo con el 69% de los votos y viene de una exitosa gestión al frente de la ciudad de Barquisimeto. Un par de meses antes del inicio de la campña fue expulsado del partido oficialista por desaveniencias sobre los términos de la campaña. Poco después fue «reenganchado» en el mismo partido, al evidenciarse que su candidatura era una solución y no un problema. No es un discípulo díscolo del chavismo, pero demostró tener un liderazgo propio. Por su parte, el gobernador Briceño fue reelecto para gobernar en Monagas con el 63% de los votos. El popular «Gato» Briceño hizo una buena gestión como gobernador, como antes había sido un exitoso alcalde del partido Acción democrática. Ambos poseen, además, sus propios partidos locales que les apoyaron en este proceso, distintos al Partido Socialista Unido (que no es tan «unido» en este caso).. Hacia el futuro el chavismo se obliga a revisar el resultado urbano-rural y a una reconceptualización profunda de sus principales argumentos. Pero además, su supervivencia como especie política dependerá de si son o no capaces de elevar con sus gestiones de gobierno la calidad de vida del pueblo que los eligió. CUARTO: la institución electoral funciona y el elector así lo siente. En las últimas dos elecciones regionales la abstención había rondado el 50%. En estas elecciones la abstención bajó a niveles del 35%. El importante aumento del ánimo a participar no sólo se debió a la generalizada impresión de que éstas eran unas elecciones relevantes, que lo fueron, sino a la confianza en el árbitraje electoral. Esta confianza es, además determinante, al analizar el segmento no chavista de la sociedad, que eran quienes se abstenían de manera más importante. Parecen haber quedado lejos los días en que la oposición venezolana cometió el peor error de su existencia cuando decidió retirarse masivamente de las elecciones parlamentarias del año 2005. El crédito y relativo respeto hacia la institución electoral tiene su mérito en la actual Junta que dirige el CNE, la cual, pese a estar constituida en proporción 4 a 1 por una mayoría prochavista, ha hecho un uso serio y responsable de sus atribuciones institucionales. Restan aún cosas por hacer, sobre todo en cuanto al grotesco ventajismo oficial, en el uso de los medios y recursos del Estado en las campañas oficialistas, tal como fuera recientemente señalado, entre otros, por sendos pronunciamientos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), pero con todo y ello, el trabjo de la Junta merece, a mi juicio, un justo aplauso. QUINTO: hay novedades bajo el sol caribeño. Esta elección evidenció un uso muy intenso de las nuevas herramientas tecnológicas. Ambos bandos hicieron pródigo uso de la publicidad on-line, así como de las plataformas sociales, particularmente FaceBook, desde donde, incluso, se anunciaron varios lanzamientos de candidatos a alcaldías urbanas. La penetración del internet en Venezuela aclanza cerca de un 20% de la población votante, pero cuando hablamos de las grandes ciudades este indicador se eleva exponencialmente hasta el 50 o 60%. Y cuando se trata de alcanzar al los sementos más jóvenes del electorados, estamos hablando ya de una herramienta insustituible. Igualmente fue abundantemente usada la mensajería de texto, y numerosos SMS con mensajes políticos circularon viralmente entre el 90% de los venezolanos que poseen teléfonos móviles. Finalmente, en las horas de angustia y expectativa que siguieron al cierre de las mesas electorales Twitter se convirtió en el mejor informante de la elección, con un canal denominado 23N, que fuera prediseñado por varios connotados miembros de la blogósfera venezolana. |
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Carmen Beatriz Fernandez
Presidenta Ejecutiva
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