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Editorial
Ayer Flor, mi hija mayor, me comentó su intención de comprar una netbook. Recordé un comentario realizado durante el Intel Editors Day 2008 por Esteban Galuzzi, Gerente General de Intel Cono Sur: “Las netbooks son equipos para niños entre 9 y 12 años, fueron pensadas para consumir contenido y no para crearlo”.
Le pregunté a mi hija -de 17 años- que uso que le daría al dispositivo. “Bueno, para llevarla a todos lados, para chatear, navegar por la Web, realizar tareas escolares”. Perfecto -le dije- para eso fueron pensadas.
Unas horas más tarde quiso saber si podría escuchar sus CDs de música. “No tiene lectora de discos compactos ni DVDs”, le aseguré. “Pero puedo llevar mi biblioteca de música en formato mp3”, agregó. Tampoco, le dije; sólo algunos modelos tienen disco rígido y el audio es básico.
“¿Entonces no voy a poder tener mis fotos en la netbook?”, interrogó. Algunas puede ser, pero no todas, confirmé. No hay gran capacidad de almacenamiento.
En este punto pensé que abandonaría la idea, pero inmediatamente afirmó: “vi una color rosa; y quiero esa”.
“¿Por qué -cuestioné confuso- si no hace todo lo que vos me preguntaste?”.
“Simple, nunca vería una película en la netbook, tampoco escucharía música (para eso tengo mi iPod) y las fotos las tengo en casa, pero la netbook la puedo llevar conmigo y estar conectada siempre”.
Lo importante -concluyo de la conversación- no es la edad sino el uso que se le vaya a dar a la netbook.
A nivel empresario, cualquier compañía que tenga -por ejemplo- sus sistemas basados en Web puede dotar a su personal con estos dispositivos, que apuntan a la conectividad y a la movilidad extremas sin pretensiones de convertirse en notebooks y menos en sustituir a la computadora de escritorio.
Ahora, si alguien tiene una netbook rosa que le sobre…
José Chama
Executive Editor
ebizLatam.com
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