El día de hoy tuve el privilegio de participar en el seminario organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE) sobre tecnología y e-democracia.
Decidí abordar un tema delicado: el recurso de la propaganda negra en las elecciones presidenciales del domingo dos de julio de 2006 en México.
Ignoro si el empleo de la propaganda negra a través de Internet efectivamente incidió en la pequeña diferencia de tan cerrada contienda, en la cual las irregularidades -antes, durante y después- fueron la negativa constante. La propaganda negra por supuesto no se limitó a Internet. El juego sucio contra Andrés López Obrador -principalmente-, se extendió a la radio, televisión y a los medios impresos.
No tomo partido ni por Andrés Manuel ni por ningún partido. Me limito a exponer algunos hechos.
En recientes comicios, Veracriz y Baja California, por ejemplo, el empleo de la propaganda negra se ha intensificado. Faltan argumentos, sobran descalificaciones. Ello empobrece nuestra calidad de vida democrática.
La propaganda negra suele proliferar cuando la calidad del discurso de la clase política es mínimo. Ello precisamente ocurre en México.
Ojalá los nuevos comisionados que asumirán la delicada responsabilidad de rescatar la credibilidad que el IFE ha perdido, efectivamente decidan ejercer su autoridad contra todas aquellas personas, grupos y partidos que apuestan al negativo recurso de la propaganda negra, que tanto daño hace a nuestra hoy polarizada sociedad.
Blog de Octavio Islas 