Banda de Merma en Bienestar del Consumidor
| Ernesto Piedras epiedras@the-ciu.net @ernestopiedras |
Es un lugar común para el campo de las telecomunicaciones en México que diversas métricas y análisis, tanto a nivel nacional como internacional, perfilan al sector como el de mayor concentración del mundo que se ostenta en competencia, consecuentemente con los precios más elevados.
Apenas algunos días atrás el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó el estudio “El Efecto Banda Ancha: Mejorando Soluciones de Mercado para la Base de la Pirámide”, en el cual enfatiza que la carencia de competencia efectiva en el país resulta en una tarifa promedio de acceso a Banda Ancha para el consumidor mexicano de $1.69 dólares por Mbps, más del triple del precio promedio entre países miembros de la OCDE.
¿Quién es el gran perdedor? Ciertamente esta situación tiene efectos nocivos sobre el bienestar de los consumidores. Contamos ya con una diversidad de mediciones que dan cuenta de esas pérdidas asociadas, como aquellas de cobertura y calidad.
Valga como un ejercicio de la memoria el reporte de la Organización para la Cooperación para el Crecimiento y el Desarrollo Económicos (OCDE), en donde ubicó en 1.8% del PIB por año (240 dólares per cápita) las pérdidas agregadas en el excedente de los consumidores mexicanos, a efecto de los elevados cargos realizados por consumo de servicios, aunado a las suscripciones que no fueron realizadas. Es decir, la merma que se genera por aquellos no usuarios que podrían serlo si no fuera por los precios tan elevados.
Una aproximación alternativa más reciente para cuantificar estos hechos estilizados fue desarrollada en este año por The Competitive Intelligence Unit (CIU), basada en metodologías empleadas internacionalmente, en donde se estima que la carencia de una implementación efectiva de los elementos de la Reforma encaminados a generar un entorno de competencia, previenen un beneficio para los consumidores mexicanos equivalente a 1.2% del PIB. Su equivalencia en pesos y centavos alcanza un monto de $576 millones de pesos diarios; cabe reiterar, $576 millones de pesos que salen innecesariamente cada día de los bolsillos de los usuarios y que va a parar en su mayoría a aquellos del operador preponderante.
Lo anterior nos delinea claramente una banda de merma del bienestar de los consumidores entre 1.8% y 1.2% del PIB anual. En pesos al 2013, el intervalo acumulado equivale a $193-290 mil millones de pesos. Solo para poner en perspectiva esta pérdida del bienestar del consumidor mexicano de telecomunicaciones, vale decir que con estos recursos se podría financiar más de la mitad del presupuesto destinado a las pensiones del sector público, cuatro veces aquel asignado al Seguro Popular y 46 veces el Fondo Nacional de Desastres Naturales, solo por describir algunos ejemplos.
Con todo, estas métricas de merma en el bienestar de los consumidores derivado de la falta de competencia sólo dan cuenta de un simple hecho. Los mexicanos pagamos servicios caros y deficientes, con lo que no sólo se reduce nuestro poder adquisitivo, sino también la posibilidad de valernos de servicios que han demostrado aumentar la productividad y el bienestar.
De esta forma, la efectiva implementación del nuevo marco regulatorio en Telecomunicaciones es la apuesta para generar la tan esquiva competencia efectiva. Resulta entonces responsabilidad del órgano regulador aplicar a cabalidad los términos de la Reforma y su legislación secundaria para frenar estas pérdidas en las que incurrimos los consumidores mexicanos.
