Estancamiento por Falta de Actualización Regulatoria en Telecom
| Ernesto Piedras epiedras@the-ciu.net @ernestopiedras |
En este espacio, la semana pasada, se presentó una fotografía de largo plazo de la evolución del sector de las telecomunicaciones en México, con base en el Indicador Líder Telecom (Mx Telecom Index, MxTI). MxTI consolida la información de las principales variables de operación del sector para cuantificar el desempeño sectorial y su evolución con relación a los ciclos económicos, condiciones tecnológicas y de mercado, regulación existente y preferencias de los consumidores.
En su periodización se identifican dos fases. La primera, 2007-2010, se caracteriza por un contexto de rápida expansión y profundización de servicios de telecomunicaciones, a la vez marcada por una desaceleración causada por la crisis macroeconómica nacional e internacional. El coeficiente de crecimiento del sector supera en aproximadamente cinco veces al crecimiento de la economía en su conjunto, aun en presencia del contexto recesivo de esos años.
En su fase actual, a partir de 2011, el crecimiento sectorial es equiparable al del PIB nacional, es decir, casi igual al de la economía en su conjunto. Vale insistir, el coeficiente Sector/Economía se ha reducido a una quinta parte, aun en presencia de un estancamiento económico reportado por el INEGI, con un magro crecimiento anual del PIB de 1.1% en el último año.
La pregunta obvia es, a qué se debe esta situación en el sector, cuando la innovación tecnológica no cesa, cuando incluso, los hogares y las empresas del país destinan cada vez más recursos presupuestales en servicios, tecnologías y equipos de comunicación.
La respuesta a esta cuestión definitivamente no está relacionada con las circunstancias tecnológicas y de mercado, y tampoco la explicación deriva de las condiciones económicas de coyuntura.
Es claro entonces, que seguimos operando en 2014 con un base regulatoria de hace dos décadas, que revela ya su agotamiento como facilitador de la operación del sector convergente e incluso anacrónico para el aprovechamiento óptimo de sus capacidades contemporáneas.
Cabe reiterar que en las mismas dos décadas, la comunicación a distancia ha partido de ser fija y analógica, para transformarse en un entorno de movilidad y conectividad digital. En el mismo tiempo, la adopción de los servicios de telecomunicaciones ha avanzado significativamente, pero no ha alcanzado niveles comparativamente superiores a los de otros países semejantes.
Es por esto, el empeño de la Reforma Telecom por una urgente actualización regulatoria.
Por lo que la desaceleración y el estancamiento relativo de las telecomunicaciones mexicanas es más bien atribuible a un corpus regulatorio arcaico que demuestra ya incapacidad para generar condiciones de competencia que se traduzcan en mayor inversión y cobertura universal de los servicios.
Los pronósticos macroeconómicos auguran el comienzo de una rampa de recuperación y existen condiciones para un auge de la economía nacional en un muy corto plazo, dadas las reformas estructurales ya concretadas. No obstante, esta predicción no es aplicable en telecomunicaciones, sector en el que aún carecemos de un nuevo marco regulatorio que dé implementación efectiva a los objetivos de la Reforma Constitucional.
Cabe entonces seguir preguntándonos. ¿Cuánto tiempo más tomará la decisión legislativa para generar competencia efectiva, inyección de capital necesario en la industria, y una verdadera adopción universal de los servicios de telecomunicaciones para toda la población? El lento reloj de la respuesta corre en contra los beneficios sociales y productivos que siguen pendientes de derrama para todo el país.

