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Alianza Televisa-Iusacell generaría más concentración e inestabilidad social

Jorge Fernando Negrete P

Director de Mediatelecom Policy & Law

Introducción

El Pleno de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) tomará una decisión transcendental en las próximas horas. Consiste en resolver el recurso de reconsideración que podría permitir la concentración Televisa-Iusacell. Es fundamental reparar que este tipo de alianza no tiene referencia en el mundo. En ninguna parte del orbe se ha autorizado que las únicas empresas que controlan los mercados derivados de la televisión abierta, como la producción y distribución de contenidos audiovisuales, entretenimiento y publicidad, se asocien en una plataforma móvil, sin que la autoridad haga algo al respecto.

Contexto

La adquisición de 50 por ciento de las acciones de Iusacell no sería preocupante si no fueran precisamente Televisa y TV Azteca las empresas que estrecharían lazos, cuando lo lógico es que compitan fuertemente entre sí. Como referencia, ambas televisoras concentran 88 por ciento del total de frecuencias de televisión comercial, es decir, 404 concesiones (Televisa 224 y TV Azteca 180). Ambas acaparan 78 por ciento de los canales digitales espejo. Pero si sumamos los canales analógicos y digitales, resulta que el duopolio televisivo es poseedor de 94 por ciento de estos recursos esenciales. Además, concentran 95.4 por ciento de la audiencia televisiva.

Uno de los datos más escandalosos es que sólo estas dos empresas atraen 58 por ciento de toda la inversión publicitaria que hacen los anunciantes en México. Hablamos de 33 mil millones de pesos, según datos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (2010). El resto de la inversión publicitaria se reparte entre cientos de medios de comunicación, ya sea radio, prensa, revistas, cine, Internet y medios digitales, anuncios espectaculares, etcétera. El dato de los 33 mmdp sólo contempla televisión, pero Televisa y TV Azteca también tienen presencia en los demás medios, a través de la propiedad cruzada, por lo que la concentración en inversión publicitaria es aún mayor.

Además, la tendencia es precisamente hacia el empaquetamiento de publicidad y la convergencia de servicios. Es absurdo suponer que los contenidos de Televisa y TV Azteca, que es su principal negocio, no van a tener una salida natural hacia los dispositivos móviles que comercializa Iusacell, como ya ocurre en otros medios electrónicos, impresos y digitales. También es ingenuo suponer que una oferta publicitaria no contemplará el conjunto de plataformas y medios que controlan Televisa y TV Azteca, a través de paquetes o de la técnica denominada “publicidad por emplazamiento” (product placement), es decir, a través de menciones o alusiones en contenidos audiovisuales y aplicaciones digitales. Aún más, el mercado de las tabletas está creciendo cada vez más y se basa prioritariamente en el consumo de contenidos. Debido al crecimiento constante en el tráfico de datos, precisamente por el uso cada vez más intensivo de teléfonos inteligentes y tabletas, el elemento de valor agregado ya no es la voz sino la descarga de contenidos, ya sea a través de video (principalmente), imágenes, ringtones y aplicaciones. Es decir, contenidos que producen de manera preponderante las televisoras.

Esta colusión en materia de contenidos audiovisuales y en los mercados de producción, distribución y publicidad sería suficiente para rechazar por notoriamente improcedente la alianza Televisa-Iusacell. En cambio, si el gobierno federal hubiera licitado desde 2001-2002 nuevas frecuencias de televisión abierta, si hubiera fortalecido los medios públicos y comunitarios, si hubiera fomentado la producción nacional independiente y otros operadores de telecomunicaciones pudieran proveer televisión y producir contenidos audiovisuales, el mercado mexicano contaría con uno o más competidores adicionales y podría analizarse de manera distinta la oferta de Televisa y TV Azteca de aliarse en la telefonía móvil.

El impacto

En lo económico, ambos consorcios han obstruido el avance de competidores como Dish en la televisión satelital. A la filial de MVS, Televisa y TV Azteca le han cerrado los espacios publicitarios en la televisión abierta. A las empresas de Carlos Slim también les han impedido anunciarse en la televisión o han incrementado de manera arbitraria las tarifas, lo cual es un síntoma inequívoco de prácticas anticompetitivas.

En términos de democracia, un tema sobre el cual la Cofeco no puede legalmente pronunciarse pero que es consecuencia de la concentración de medios, es el desafío permanente a las instituciones, particularmente el Instituto Federal Electoral, pero no exclusivamente. Están documentadas las campañas de desprestigio que pueden orquestar las televisoras, no sólo a los políticos incómodos, sino a otras empresas que han mostrado interés por participar en el mercado de la televisión abierta, como es el caso de Telemundo y Grupo Saba. Coludidas, y en un claro desprecio a la democracia, decidieron no transmitir el primer debate a la presidencia de la República. Y ahora cuestionadas por la sociedad, optan también en contubernio transmitir por sus canales de mayor audiencia el debate entre los candidatos.

Nos encontramos ante el monopolio ideológico de la opinión pública y los contenidos audiovisuales. Esta situación, que no es materia de competencia económica, deterioraría aún más el derecho a la información y la libertad de expresión si se fusionaran en Iusacell. La ausencia de pluralidad en la radiodifusión no sólo es negativa desde cualquier punto de vista, sino que además es una práctica autoritaria digna de rechazarse en los nuevos tiempos que enfrenta el país.

La autoridad debe velar de manera proactiva por la competencia en el mercado de la televisión abierta y propugnar por la entrada de nuevos actores privados, públicos y sociales.

Si los integrantes de la Comisión Federal de Competencia temen desatar las represalias de las televisoras al rechazar la concentración Televisa-Iusacell, quizá debieran reflexionar con cautela las consecuencias sociales de su decisión última, cuando buena parte de la sociedad, sobre todo la juventud universitaria, está enardecida por la concentración de medios, la desinformación y los constantes favores que desde el poder han beneficiado a Televisa y TV Azteca.

Este es un sistema informativo especializado en telecomunicaciones y medios de comunicación. Puede reproducir la información contenida en este boletín citando a Mediatelecom Policy & Law.

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