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Jóvenes manipulados por Internet
Octavio Islas

En tiempos de la “presidencia imperial” (Krauze), gobiernos intolerantes a críticas y cuestionamientos convirtieron a los estudiantes en víctimas predilectas de sus delirios de persecución y paranoias.

Los nombres de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez siempre estarán asociados a la masacre del dos de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. El tres de octubre, la mayoría de medios informativos elogió o justificó la masacre. Un reducido número de medios informativos optó por guardar silencio.

La mañana del 14 de marzo de 1975, algunos estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) arrojaron piedras al presidente Luis Echeverría Álvarez, a su salida del auditorio de la Facultad de Medicina. El primer mandatario calificó la agresión como resultado de una operación realizada por “jóvenes manipulados por la CIA”.

La consigna presidencial fue recuperada por el sistema de prensa, la radio y televisión. Los estudiantes que arrojaron piedras al primer mandatario respondían a los perversos intereses de Agencia Central de Inteligencia, la cual recelaba del pulcro liderazgo echeverrista entre las naciones del tercer mundo. Por cierto, ese mismo año el presidente Luis Echeverría fue acusado ante el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de haberse desempeñado años atrás como miembro activo de la CIA

Las reacciones a los cuestionamientos que recibió Enrique Peña Nieto en su reciente visita a la Universidad Iberoamericana (UIA), el pasado viernes 11 de mayo, evidenciaron que el pasado autoritario del viejo PRI aún está presente.

Pedro Joaquín Coldwell llamó “intolerantes” a los jóvenes que abuchearon a Peña en la UIA. El presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) subrayó el “envenamiento” que advirtió en la actitud de los jóvenes. Para Don Pedro Joaquín Coldwell como para amplios sectores del “nuevo PRI” cuyas virtudes tanto pregonaba Humberto Moreira, las críticas y cuestionamientos de jóvenes universitarios admiten ser consideradas como perversiones.

Efectivamente, a través de las redes sociales fue posible seguir los acontecimientos. Sin embargo, no pocos medios de comunicación omitieron informar sobre la fría recepción que dieron estudiantes de la UIA a Enrique Peña Nieto, unos más minimizaron los hechos y, peor aún, algunos medios ofrecieron una versión diametralmente opuesta a lo acontecido, tal como ocurría en tiempos de la “presidencia imperial” –en primera plana El Diario de Xalapa: “Éxito de Peña pese a intento orquestado de boicot”. La consigna fue minimizar los daños que resintió la imagen del candidato Enrique Peña Nieto.

El autoritarismo desinformativo además se extendió blogs y redes sociales. Se afirmó, por ejemplo, que los cuestionamientos de los alumnos de la UIA fueron organizados por simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, entre quienes destaca Ronit Guttman.

También se afirmó que el operativo antipeñista fue diseñado por Jan Herzog, y se insinuó que el citado twittero en realidad responde a los intereses de Antonio Solá, el célebre experto en propaganda negra, próximo a Josefina Vázquez Mota.

Como en tiempos de la “presidencia imperial”, algunos estrategas del PRI decidieron desafiar a la realidad consignada a través de las redes sociales, recurriendo a la producción de un video para presentar una versión muy diferente de los hechos ocurridos durante la visita de Enrique Peña Nieto a la UIA.  Toda crítica y cuestionamiento desaparecen. Solo son consignados comentarios positivos y elogios a cargo de supuestos estudiantes de la Ibero –quienes en realidad son egresados del ITAM y “activistas”: París Piñera y Alejandro Sanders (http://www.youtube.com/watch?v=9iS3CYw_PyQ)-.

Algunos de los alumnos que expresaron críticas y cuestionamientos a Enrique Peña en su reciente visita a la UIA realizaron un video que subieron a YouTube http://www.youtube.com/watch?v=P7XbocXsFkI  para afirmar su condición de legítimos estudiantes de tan reconocida casa de estudios, objetando de facto cada uno de los calificativos que la imaginería priista, en complicidad con determinados medios de comunicación, han sido capaces de concebir.

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