8423 México, Yo influyo.com, Calderón recordado como ¿patriota o estadista?, Manuel Espino

Que la fortaleza macroeconómica sea un atributo nacional no justifica que se tomenmedidas como la que acaba de proponer el presidente Calderón para incrementar en 145.8 por ciento la cuota de México al FMI.

Antes que pretender incrementar el poder del voto mexicano en esa forma, el gobiernodebe ocuparse de invertir en lo social con una prioridad: disminuir la pobreza, lo quepodría lograrse si se asumen políticas públicas eficaces para traducir la estabilidadmacroeconómica en beneficio microeconómico.

La prioridad debe ser hacia dentro del país, con énfasis en resolver la precaria situación en la que mal viven lamitad de los mexicanos. Mucho es lo que podría aliviarse la situación de marginación si se invierten endesarrollo humano los más de 14 mil millones de dólares que se irán al FMI en caso de que el Senado de laRepública aprobara la iniciativa del Ejecutivo.

Es verdad que figurar en el plano internacional tiene un precio, pero aún no estamos en las condiciones depagarlo. La ética pública señala que antes de buscar el reflector en cumbres y espacios diplomáticos, esnecesario saldar la deuda social del Estado hacia los más necesitados.

Si Calderón en el cierre de su sexenio quiere trascender como presidente del G20 y ser recordado con laimagen de un mandatario solidario con el mundo, los ciudadanos preferimos que sea reconocido así por supropio pueblo; precisamente por aquellos a quienes prometió empleo y vida digna.

El argumento de mejorar las condiciones para ejercer los derechos como país en esa institución multinacionalsin afectar las reservas internacionales del banco central, a primera vista no se antoja sólido dadas lascondiciones socioeconómicas de la población nacional.

Mientras los países de la zona del Euro y los Estados Unidos de Norteamérica no logren salir de su crisisfinanciera —lo que a decir de algunos expertos podría llevar años—, y donde por cierto no existen los índicesde marginación y pobreza de México, la iniciativa de Calderón parece más orientada al lucimiento presidencialante el mundo, que a la satisfacción de las necesidades básicas de las familias más necesitadas de su apoyo.

Hasta el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Luis Téllez, advirtió que la recesión europeacomprometerá la recuperación económica mundial y tendrá un impacto inevitable en México, más aún cuandonuestra exposición comercial es alta con Estados Unidos, que también se verá afectado.

Por lo menos en la argumentación oficial no destacan los beneficios tangibles que el incremento de nuestracuota al FMI pudieran recibiese en nuestras comunidades menos desarrolladas. Y ya en el proceso desucesión presidencial se ve difícil que el Senado apruebe una medida que pudiese tener un costo electoralpara los partidos que aprueben tal iniciativa.

Quizás el cálculo de Calderón, muy en su estilo personal, sea que le rechacen la propuesta y así poder decir almundo, como presidente del G-20, que quiso ser solidario pero la oposición se lo impidió como —según esalínea de pensamiento— le ha impedido ser un gran presidente de México.

Me inclino a pensar que el resultado está previsto de antemano para que el presidente, que quiere pasar a lahistoria como «patriota» en su país, sea recordado como «estadista» en el mundo, así sea con una derrotaelectoral a cuestas. Al tiempo.

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