8150 COHA Report, El Gobierno calla mientras más periodistas mueren en Honduras

El Gobierno calla mientras más periodistas mueren en Honduras

Desde siempre, pero con una inusitada agresividad desde 2010, la libertad de expresión y los periodistas de Honduras se encuentran bajo ataque permanente por parte de grupos, organizaciones e individuos hasta ahora no identificados. El periodista Medardo Flores, cercano al ex-presidente Manuel Zelaya, es la última víctima de esta ola de violencia, dirigida contra los periodistas en Honduras. Con el debido respeto al gobierno de Porfirio Lobo, desde este espacio no es descabellado presumir que alguien con motivaciones muy particulares procura acallar a los periodistas. Presidente Lobo, “¿quién es el responsable de asesinar a los periodistas?” es la insistente pregunta que formulan varios frentes nacionales e internacionales. Las respuestas son el silencio y la impunidad. Sin embargo, este estado de arbitrariedad desemboca en una autocensura generalizada y en la ausencia de un periodismo de investigación en el momento en que los hondureños más necesitan la protección de su democracia y de sus derechos humanos, una protección que aún se mantiene en ciernes. Esas fuerzas oscuras detrás de esta extendida ola de incertidumbre demuestran un amplio espectro que abarca la violencia común, la violencia política, y los carteles de drogas, que han conseguido que los periodistas, por temor a perder la vida, dejen de informar sobre los actos de corrupción y los crímenes relacionados con el narcotráfico.”

La sociedad hondureña está sumida en una pesadilla donde los abusos a los derechos humanos, la muerte de periodistas y la permanente violación a la libertad de expresión se ocultan con el manto obscuro de la impunidad. Los medios de comunicación son objeto de acoso incesante por su intento de mantener al país informado de lo que sucede tanto en el ámbito político como en el social. Desde el golpe de estado en 2009, 15 periodistas han sido asesinados; además, detrás de esta fachada democrática, cualquier líder que disiente políticamente resulta también víctima de persecución, al extremo de que Honduras ha caído en un estado de miedo e inseguridad constante.

Este análisis fue preparado por la analista de COHA Olga Imbaquingo.

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