7067 México, Denise Dresser, Reforma, Va par`tras

Va pa’tras

Por Denise Dresser
Grupo Reforma

Ciudad de México, México

Basta con ver la cara de los priistas en cualquier acto público. Basta con advertir las sonrisas compartidas, los rostros complacidos, los abrazos entusiastas. Están felices y se les nota; están rebosantes y no lo pueden ni lo quieren ocultar. Saben que vienen de vuelta, saben que están de regreso, saben que encuesta tras encuesta los coloca en el primer lugar de las preferencias en las elecciones estatales y cada vez más cerca de recuperar el control del gobierno federal.

El PRI resurge, el PRI revive, el PRI resucita. Beneficiario del panismo bloqueado por el congreso y atacado por los medios y del perredismo auto-destructivo, el Revolucionario Institucional está a un paso de alcanzar el picaporte de Los Pinos tan sólo dos sexenios después de haber sido expulsado de allí.

Para muchos mexicanos esta posibilidad no es motivo de insomnio ni de preocupación. Hablan del retorno del PRI como si fuera un síntoma más de la normalidad democrática. Un indicio más de la alternancia aplaudible

Un indicador positivo de la modernización que México ha alcanzado y que ya sería imposible revertir. «El país ya no es el mismo que el de 1988», advierten quienes no se sienten alarmados por la resurrección priista. «El PRI no podría gobernar de manera autoritaria como lo hizo alguna vez», sugieren quienes celebran los logros de la consolidación democrática. «Los priistas se verían obligados a instrumentar las reformas que hasta ahora han rechazado», auguran los oráculos del optimismo. Y ojalá tuvieran razón las voces de aquellos a quienes no les quita el sueño la posibilidad de Enrique Peña Nieto en Los Pinos, Manlio Fabio Beltrones en la Secretaría de Gobernación, Beatriz Paredes en cualquier puesto del gabinete, y Emilio Gamboa en la presidencia del PRI.

Ojalá fuera cierto que una nueva era de presidencias priistas sería señal de alternancia saludable y no de regresión lamentable. Ojalá fuera verdad que tanto el país como el PRI han cambiado lo suficiente como para prevenir el resurgimiento de las peores prácticas del pasado. Pero cualquier análisis del priismo actual contradice ese pronóstico, basado más en lo que sus proponentes quisieran ver que en la realidad circundante. Como lo escribe el columnista Tom Friedman en The New York Times, en México hoy coexisten tres grupos:

«Los Narcos, los No’s y los NAFTA’s»: los capos, los beneficiarios del statu quo y los grupos sociales que anhelan el progreso y la modernización. Y hoy el PRI es, por definición, «El Partido del No». El que se opone a las reformas necesarias por los intereses rentistas que protege; el que rechaza las candidaturas ciudadanas por la rotación de élites que defiende; el que rehúye la modernización sindical por los «derechos adquiridos» que consagró; el que no quiere tocar a los monopolios porque fue responsable de su construcción. El PRI y sus bases son los «No’s» porque constituyen la principal oposición a cualquier cambio que entrañaría abrir, privatizar, sacudir, confrontar, airear o remodelar el sistema que los priistas concibieron y del cual viven.

A quien no crea que esto es así, le sugiero que lea los discursos atávicos de Beatriz Paredes, que examine la oposición pueril de Enrique Peña Nieto a la reelección, que reflexione sobre los intereses cuestionables de Manlio Fabio Beltrones, que estudie los negocios multimillonarios de Emilio Gamboa, nuevo dirigente de la CNOP y próximo presidente del partido. Allí está el PRI clientelar, el PRI corporativo, el PRI corrupto, el PRI que realmente no cree en la participación ciudadana o en los contrapesos o en la rendición de cuentas o en la apertura de la vida sindical al escrutinio público. Si la biografía es micro-historia, entonces se vuelve indispensable desmenuzar la de Emilio Gamboa ya que su selección reciente para una de las posiciones más importantes del priismo revela mucho sobre el ideario, los principios y el modus operandi de la organización.

Emilio Gamboa, descrito en el libro coordinado por Jorge Zepeda Patterson, Los intocables, como el broker emblemático de la política mexicana; el intermediario entre el dinero y el poder político. Vinculado al Pemexgate, al quebranto patrimonial en Fonatur, al crimen organizado vía su relación con Marcela Bodenstedt y el Cártel del Golfo, a las redes de pederastia, al tráfico de influencias. De nuevo en la punta del poder dentro de su propio partido.

Ése es el PRI del 2010, y si no lo fuera, su dirigencia ya habría denunciado a Emilio Gamboa junto a tantos que se le parecen. Pero no es así. El PRI nuevo milenio y el que se apresta a gobernar a la República sigue siendo un club transexenal de corruptos acusados y corruptos exonerados; de cotos construidos sobre la intersección de la política y los negocios; de redes tejidas sobre el constante intercambio de favores y posiciones, negociadas a oscuras. En una conversación telefónica grabada y ampliamente diseminada -que a pesar de ello no ha hecho mella en su carrera política- Emilio Gamboa le dice a Kamel Nacif: «va p’a tras». Y ése es el mismo mensaje que el PRI envía sobre el país bajo su mando.

1 comentario

  1. El PRI resurge, el PRI revive, el PRI resucita. Beneficiario del Panismo incompetente yo diría reprimido por un partido que nunca acepto la derrota y que nunca vio mas allá de su nariz la conveniencia de hacer fuerza común con sus adversarios a fin de formar un bloque político capaz de retener un resurgimiento de alguien que va a venir por todo no van a andar con medias tasas, pero NO hicieron hasta lo imposible para que el personaje que surgió de la nada a comparación de los dos años de campaña que hizo el PEJE con dinero de no se quien, Le ganara en el ultimo tramo de la campaña la Presidencia, eso dolió mucho, y la consecuencia bloquear completamente el Congreso ,luego tomar las calles casi un año Reforma y Zócalo luego hacer todas sus payasadas en el Congreso a fin de que no se autorizara nada de las propuestas del Presidente” espurio” hasta la fecha con los nefastos de Noroña y su jefe López y ni siquiera acordarme de toda la camarilla como Dolores P. su marido fallido y todo ese grupo bien conocido, en fin fue un sexenio que no lo estamos inventando pero lo hemos vivido todos, con funestas vivencias de las cuales la culpa la tenemos todos, los que hemos hecho concha o los que hemos hecho poco o los que nos hemos dedicado a criticar y ver de donde lucramos en beneficio propio, o los que de plano han nadado de muertito sin hacer nada, reconozco a toda la gente valiosa que hay en el PRD y también reconozco la cantidad de nefastos que hay en el PAN pero divididos lo único que se va a lograr es la subida al trono del PRI ( como su REINADO)

    Creo que todavía no esta perdido así lo ha de haber visto Jelipe el día de las elecciones en el 2006.

    Nunca es tarde si se quiere.

    Andrès Mendoza M.

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