Evidencia Hugo Chávez el extremo de su paranoia
ESCRITO POR FEDERICO MÜGGENBURG | 25 DE JULIO DE 2010
En los últimos 15 días han ocurrido en Venezuela acontecimientos que ponen en evidencia el extremo al que ha llegado el actuar paranoico del dictador Hugo Chávez. No es necesario ser un experto y sofisticado analista para identificar la presencia de los cuadros cubanos del G2 (servicios de inteligencia) en el control de todo el sistema de seguridad del Estado venezolano hasta el extremo de que toda la guardia personal de la seguridad de Chávez la integran cubanos.
Ocho años cumplen, además, los más de 20 mil “maestros y médicos” que Cuba envió a Venezuela para apoyar la “concienciación marxista”, según denuncia hecha en junio de 2004 por el Cardenal Rosalio Casatillo Lara (+) al diario italiano “La Stampa”, advirtiendo que “Venezuela se está cubanizando. Chávez destruyó la industria y ahora sofoca al comercio. Arremete y persigue la libre expresión con los ‘círculos bolivarianos’, que en realidad son grupos paramilitares con delincuentes armados”.
Estas premonitorias advertencias acarrearon una sarta de insultos de Chávez al Cardenal, a quien mandó inclusive “al infierno”, que hoy se evidencian en una triste y amarga realidad. La inflación venezolana, la mayor en América Latina; la falta de energía eléctrica con apagones sistemáticos, la escasez de agua; la descomposición y putrefacción de más de 130 mil toneladas de alimentos en las bodegas y empresas distribuidoras del Estado; las expropiaciones de todo tipo de industrias, el control de precios y la fijación del tipo de cambio que provocó el mercado negro de divisas, han llevado a la quiebra económica de Venezuela.
A esto hay que agregar la supresión de la libertad de expresión, el cierre de medios de comunicación de todo tipo, la persecución y encarcelamiento de todos los que expresan opiniones distintas a las del líder de la “revolución bolivariana”, la acelerada estatización de la educación, etcétera.
Por otro lado, se ve el gasto en armas y equipo bélico y aprovisionamiento de municiones en cantidades estratosféricas; las alianzas políticas de soporte para otros gobiernos socialistas de América Latina, como son Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Paraguay, y también con países de gobernantes belicosos y radicales, como Libia, Siria e Irán, país que avanza en el desarrollo de la energía atómica con fines no precisamente pacíficos.
Son cada vez más frecuentes los avisos de ciudadanos venezolanos en el sentido de que se encuentran al borde de una guerra civil que parece inevitable. Inseguridad, inflación y corrupción forman un clima de volatilidad tan grave, que Chávez ha querido poner “cortinas de humo” para tapar la gravísima crisis que vive el país.
El 5 de julio, en una ceremonia “solemnísima” trasmitida por radio y televisión, se depositaron junto a la tumba del Libertador los restos simbólicos (tierra del lugar de su muerte en Perú) de Manuela Sáenz, amante de Bolívar durante los últimos ocho años de vida. Conjuntamente, Chávez y Rafael Correa, presidente de Ecuador, colocaron la urna y en su “emocionado” discurso, Chávez la elevó al grado de “Generala”, como ya lo había hecho Correa en 2007.
Como puede apreciarse, todo el contenido de esta ceremonia es falso, pero se trataba de crear un impacto distractor entre la sociedad venezolana. Es como si alguien en México propusiera y lograra que el nombre de la “Güera Rodríguez”, amante de López de Santana y de otros activos políticos de la primera fase de la Independencia, se inscribiera con letras de oro en el recinto legislativo. ¡Sería otra burla más!
Vale recordar que desde la llegada de Chávez al poder en Venezuela siempre dispone un lugar en la mesa del comedor, por si algún día Simón Bolívar quiere llegar a comer (sic). Simultáneamente, desde Caracas, Correa avisó que si el recién electo presidente de Colombia, Manuel Santos, viaja a Ecuador, sería detenido por el poder judicial, estando él impedido para evitarlo.
De pronto y aparentemente en respuesta a una denuncia del Cardenal de Caracas, el Arzobispo Jorge Urosa, quien advirtió del peligro del encaminamiento del país hacia el comunismo, Chávez agredió verbalmente al prelado desde la sede de la Asamblea, revestido de gala con la banda presidencial, diciéndole: “troglodita, vagabundo, maleante, embustero, obispo indigno”, siendo coreado y aplaudido con delirio por los asambleístas.
No se hizo esperar la respuesta de la Conferencia Episcopal y las agrupaciones católicas del país, defendiendo a su Pastor. El propio Cardenal dijo que “el mandatario no tiene licencia para insultar, difamar, ni injuriar a ningún venezolano”. Pero Hugo Chávez desde su programa de radio “Aló Presidente”, les dijo: “que el diablo los reciba en su seno Monseñores. Ustedes son el propio demonio”.
Luego señaló que someterá a revisión el Acuerdo firmado recientemente entre la Iglesia y el gobierno, y que el Papa no es ningún embajador de Cristo en la tierra, que el único embajador de Cristo es el pueblo. Como puede apreciarse por el tono y la frecuencia agresiva, no sería remoto que de pronto Chávez rompiera relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
El pasado 16 de julio el Twitter de Chávez anunció que había ordenado la exhumación de los restos de Bolívar, para determinar que murió envenenado por “la oligarquía”, así como ahora es la “oligarquía aliada del imperialismo” la que lo quiere eliminar a él. Explicó cómo, lloroso y emocionado, contempló los restos del Libertador, para terminar diciendo: “Puede sentirse su llamarada. Dios mío, Cristo mío” (sic).
Ahora, 50 especialistas determinarán “la causa” de la muerte. Chávez se niega a aceptar el veredicto histórico que lo atribuye a tuberculosis. Con el homenaje a la amante “heroína”, los insultos a la Iglesia Católica y la investigación de los restos de Bolívar, quiere tapar la monumental crisis que él mismo provocó con su “nuevo socialismo del siglo XXI”.
