5029 Bolivia, Atrocidades del «nuevo socialismo» en Bolivia, Federico Müggenburg, Yo influyo.com

Atrocidades del «nuevo socialismo» en Bolivia
Federico Müggenburg
lunes, 21 de junio de 2010

http://www.yoinfluyo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=22391&Itemid=82

Cuando Hugo Chávez logró subordinar e impulsar a Evo Morales y su “Movimiento al Socialismo” para el proyecto post castrista conocido como “nuevo socialismo del siglo XXI”, quizá nunca imaginó todo lo que se vendría como consecuencia.

Se trata de los diversos ingredientes que ha ido recogiendo e incorporando y que, a semejanza de Evo Morales, se suman a dicho proyecto. Estos son los casos de Rafael Correa, en Ecuador, con su declarada profesión de “fe” en la “Teología de la Liberación” aprendida en la Universidad de Lovaina; la resurrección política de Daniel Ortega en Nicaragua con su “sandinismo marxista”, y la añadidura del obispo renegado y presidente de Paraguay, Fernando Lugo, al incorporar los argumentos ultraprogresistas del “Mercosur religioso”.

Asimismo, hay más elementos ampliamente difundidos en el “Foro Social Mundial” realizado en Porto Alegre y otros lugares del mundo, así como las “avanzadas” posiciones de los Foros Mundiales de la Teología de la Liberación, celebrados paralelamente a los foros sociales.

Este enjambre de ideologías convergentes han venido a dar una dimensión no imaginada a este engendro político-religioso. Hay una evidente convergencia entre “el nuevo socialismo del siglo XXI” y lo que se puede llamar “el nuevo arrianismo del siglo XXI”, y más aún, la asimilación de los aspectos más “avanzados” de la “teología india”, que pretende incorporar los ancestrales ritos de las religiones paganas indígenas a la liturgia católica. Todo ello contribuye eficazmente a dar aspectos de verosimilitud a lo que se corea como lemas sintéticos de dichos proyectos: “otro mundo es posible” y “otra iglesia es posible”.

En Venezuela ya se viven las consecuencias desgraciadas del “nuevo socialismo”: el gigantesco armamentismo con sus impresionantes costos, el mayor índice inflacionario del continente, el encarecimiento y la gradual desaparición de productos básicos, la expropiación acelerada de las empresas privadas nacionales y extranjeras, el control de divisas, la desaparición de la libertad económica, a la que se suman la de expresión, de reunión y manifestación. Se va estrechando la libertad de la educación y se reduce progresivamente la propiedad privada.

Aunado a lo anterior, el gobierno interviene cada vez más en la vida privada familiar y social. Los niños a partir de los tres años son reclutados por el Estado para su proceso de “re-educación en clave revolucionaria”. El ejército venezolano se va transformando en una milicia revolucionaria que tiene como lema “socialismo o muerte”. Los “especialistas cubanos” controlan aceleradamente los servicios de policía, seguridad e inteligencia militar y la vinculación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los “Círculos Bolivarianos” en todo el continente.

En Bolivia, después de la reciente reelección de Evo Morales y del cambio y entrada en vigor de la “nueva constitución” junto con el nuevo nombre del país, “Estado plurinacional de Bolivia”, se han producido las consecuencias del llamativo respeto a los “usos y costumbres”. Ahora hay dos sistemas políticos y dos sistemas jurídicos en vigencia. El de Bolivia y el de las naciones indígenas originarias.

Esta aberración ya produjo sus primeras manifestaciones atroces. Una serie de linchamientos amparados en el llamado “derecho indígena”, desatando un escándalo que al mismo tiempo ha provocado un debate sobre la inconveniencia de esta dualidad jurídica, que se reconoce como una expresión del “nuevo socialismo del siglo XXI” en Bolivia.

Hace más de una semana en el departamento de Potosí, un grupo de indígenas entregó los cadáveres de cuatro policías que estaban investigando el contrabando y el narcotráfico en la zona. Los pobladores indígenas eran los responsables del linchamiento y la muerte de los policías sometidos a la “justicia comunitaria”. En la actual ley de Bolivia, tienen el mismo rango la “justicia originaria” y la “justicia ordinaria”. En la actual polémica que esto representa se habla de que en 2007, sólo en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, se registraron 57 casos de linchamiento.

Los datos sobre cómo se actúa de acuerdo a la “justicia originaria”, fueron revelados por los informes forenses de los cuatro policías “linchados” recientemente: “las ampollas en los cadáveres reflejan las quemaduras de tercer grado debido a que varias personas les vaciaron agua hirviendo antes de matarlos a patadas y golpes con piedras y palos”. Las autoridades jurídicas de Cochabamba han suspendido todas las audiencias legales en varios casos de linchamientos ocurridos desde hace dos años en las zonas rurales de su jurisdicción.

El presidente Evo Morales firmará en estos días una “nueva ley” que reconoce la validez de la “justicia indígena y comunitaria”, con la que se justifica la barbarie de estos linchamientos que además se hacen con “juicios y sentencias orales”. Lo que viene a ser una atrocidad más que caracteriza las variantes bolivianas de la “justicia revolucionaria” del “nuevo socialismo del siglo XXI”.

La gravedad de esto es mayor aún, porque el proyecto del llamado “estado plurinacional” abarca directamente a todas las comunidades de indígenas de la cordillera andina, y por emulación se pretende, lo hará con todas las comunidades indígenas del continente.

De esta forma se romperán las soberanías y preceptos jurídicos de las distintas naciones de la región y será posiblemente “la chispa” para un estallido revolucionario en las comunidades que serán “estimuladas” por los líderes locales esbirros de Hugo Chávez, como es el caso de Ollanta Humala en Perú y en otros lugares. Ellos previsiblemente están dispuestos a encabezar una rebelión de esas características y ese calibre. ¡Todo sea por imponer “el nuevo socialismo del siglo XXI”!

cepos@terra.com.mx

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.