Esta carta fue publicada ayer por Ciro Gómez Leyva en Milenio,
La carta está fechada el 5 de marzo, Houston, EUA.
«Muy estimado Don Lorenzo.
A raíz de que se han hecho públicos los últimos descubrimientos sobre la vida privada del fundador de los Legionarios de Cristo, recordé lo que ocurrió hace cerca de 13 años y lo que aprendí después de esos acontecimientos.
Al paso del tiempo puedo decirle que en aquel entonces, mis motivos para transmitir ese reportaje (que revelaba hechos muy graves sobre la conducta del sacerdote) eran tan válidos como hoy lo prueban los hechos que conocemos. Se trataba de algo muy simple: develar una historia de abusos sexuales y de autoridad de un personaje muy poderoso y su encubrimiento durante muchos años, lo cual permitió que siguiera actuando con impunidad, agravando con ello la pena de sus víctimas.
Mi decisión tuvo consecuencias inmediatas y de largo plazo, casi todas previsibles. Con
sosiego he observado lo que he venido ocurriendo. Primero, cuando por inevitable, el Vaticano hizo público que estudiaba el caso que durante tantos años había ocultado, después, lo que siguió hasta la muerte del personaje y, por fin, las revelaciones que han desnudado de argumentos a sus encubridores, protectores y protegidos y han culminado con el fin del mito.
Con la misma serenidad espero ver el momento en que se desmoronen los prestigios, riquezas indebidas y cotos de poder que siguen aprovechando otros personajes igualmente condenables a los que me he enfrentado y que han torcido leyes y voluntades a fin de destruir un medio de comunicación que les resultaba incómodo, con la complicidad de otros malhechores, sus iguales, que se han beneficiado con estos hechos.
Ahora, como entonces, reciba con estas líneas mi afecto y mis mejores deseos»
