El Fox pirata de la red
Cynthia Castañeda
miércoles, 17 de febrero de 2010
Antes de que pase a mayores, y con miedo a que el contenido de los mensajes pueda afectar a la nación, el ex presidente Vicente Fox, salió a aclarar que él no tiene abierta una cuenta en la red social Twitter.
De un tiempo para acá Twitter es el juguete favorito de líderes de opinión, famosos, y hasta de empresarios. La afluencia de “twitts” es tanta que el sitio se ha convertido en fuente primaria de información. Que si Emilio Azcárraga suelta las primicias por este medio, que si Pepe Cárdenas o Carlos Loret de Mola ganan la primicia, o que si la cantante Belinda habla sobre sus relaciones amorosas…
El sitio de “microblogging” es un espacio en el que todos saben de todos y ante tanta popularidad, el ex mandatario se convirtió en una víctima más de los bromistas de la red.
A manera de prevención, Fox tuvo que enviar un comunicado en el que aclara: él no es @FoxVicente, @VicenteFox, @Chente, @viczorro ni tampoco @foxquezada.
Asegura que, usurpando su personalidad, estos “twitteros” están haciendo mal uso de las cuentas. Exponen frases e ideas que no provienen de él ni tampoco de ninguno de sus colaboradores.
Así que ya lo sabe, si usted está siguiendo a alguno de estos “Chentes”, mejor déles el “unfollow”, porque no, Vicente no fue… Él no dijo nada de unas lavadoras de dos patas, tampoco habló sobre Jorge Luis “Borgues”, ni mucho menos mencionó que era capaz de resolver el conflicto zapatista en 15 minutos. No, ése fue un usurpador.
Ya ni en su casa lo dejan en paz
Por segunda ocasión, un grupo de inconformes se fue a plantar afuera de la casa del secretario de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón. Pertenecientes al movimiento de “El Barzón”, unas 700 personas llegaron hasta del domicilio del funcionario en la delegación Cuajimalpa.
Luego de marchar por la carretera México-Toluca, este contingente arribó entre gritos, insultos autobuses y hasta ataúdes, para decorar las afueras del inmueble.
Por supuesto, casi de inmediato, llegaron los policías federales; sin embargo, el severo daño a la vialidad, ya estaba hecho. Ni qué decir de las molestias que a los pobres vecinos les ocasiona esta clase de espectáculos, pues a ellos, no es el gallo ni el despertador, son los tumultos y los reclamos los que continuamente los despiertan.
Ojalá y la prudencia, ejerciera un poquito más de dominio sobre estas personas, pues sin dejar de lado su derecho a expresarse, alguien les tiene que recordar que los límites existen. Seguramente hay otras maneras para hacer llegar su inconformidad a la dependencia sin necesidad de amordazar al secretario y a su familia.
Para Javier Lozano no debe ser nada agradable saber que afuera de su casa se encuentra un grupo de personas que entre la euforia y la molestia, podrían ser capaces de cualquier cosa.
Sí, es un servidor público, pero también tiene una vida privada y lo bien o lo mal que haga su trabajo, no tendría por qué afectar a sus familiares o allegados.
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