1505 Octavio Islas, Proyecto Internet, Excélsior, Gestión del conocimiento, innovación y aprendizaje

Proyecto internet

Octavio Islas

Gestión del conocimiento, innovación y aprendizaje

En años recientes las empresas finalmente han entendido que el conocimiento tiene valor, y que va a ser importante en la economía digital. Sin embargo, la mayoría de las empresas procede de manera muy egoísta en la gestión del conocimiento.

El conocimiento y la reputación admiten ser considerados hoy como los principales valores intangibles de las organizaciones.

De la gestión del conocimiento se han ocupado administradores, ingenieros, y en fechas relativamente recientes, filósofos y humanistas.

Por lo que respecta a la reputación, el tema ha sido abordado por mercadólogos, comunicólogos, sociólogos, economistas, administradores, etc.

En ambos casos se dispone de rigurosas metodologías y, por supuesto, también es posible identificar enfoques simplistas.

En el ámbito de la gestión del conocimiento, la ortodoxia administrativa ha desplazado consigo algunas inercias explicativas de su vieja racionalidad a la disciplina emergente.

Para no pocos administradores, el conocimiento representa una “cosa” que debe ser gestionada, y la organización debe ser considerada como propietaria del conocimiento de las personas.

No pocos “administradores del conocimiento” destacan la necesidad de conservar el conocimiento en las organizaciones, y para ello consideran indispensable establecer mecanismos que aseguren el control de los expertos.

Con relativa frecuencia se olvida que los empleados son personas, que sus conocimientos no son “cosas”, y que las organizaciones no son propietarias del conocimiento de las personas.

La ortodoxia administrativa no garantiza positivos resultados en la gestión de los conocedores en las organizaciones.

En el imaginario de la economía del conocimiento, todas las organizaciones deben innovar, pues de ello depende su supervivencia.

Innovación y conocimiento observan una estrecha relación entre sí. La innovación, factor clave en la competitividad, sólo es posible concebirla en un ambiente de libertad.

La innovación juega un papel clave en el desarrollo de la tecnología, la ciencia y, por supuesto, en el desarrollo de las organizaciones.

Los sistemas de control impuestos por administradores ortodoxos inhiben la innovación e impiden la adecuada gestión de los conocedores en la organización.

Es difícil evaluar, en términos de la efectividad organizacional, cuál es el impacto específico del conocimiento en las organizaciones, aun cuando se reconozca la importancia y valor del conocimiento.

Algunas empresas, como Microsoft y Google, efectivamente reparan en contratar personas con elevados IQ. Incluso tal hecho representa un motivo de orgullo que suelen destacar institucionalmente.

Debemos empezar a entender a las organizaciones como efectivos espacios de aprendizaje. Tan importante es contratar personal inteligente como disponer de políticas institucionales efectivamente orientadas a la formación de conocedores.

Hoy desafortunadamente pocas organizaciones se ocupan de formar conocedores.

La indiferencia por el conocimiento representa un atributo lógico del subdesarrollo.

OCTAVIO ISLAS DIRECTOR DE PROYECTO INTERNET-CÁTEDRA DE COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA Y CIBERCULTURA DEL TECNOLÓGICO DE MONTERREY, CAMPUS ESTADO DE MÉXICO.

MIEMBRO DEL SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES

octavio.islas@itesm.mx

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