392 Yo influyo.com Algo está podrido en San Cristóbal de las Casas. Federico Müggenburg

Algo está podrido en San Cristóbal de las Casas
Federico Müggenburg

Entre el jueves 13 y el lunes 17 de diciembre pasado, se llevó a cabo en San Cristóbal de las Casas, en las instalaciones de la llamada “Universidad de la Tierra Chiapas”, el “Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry”, ex sacerdote y ex jesuita fallecido accidentalmente el 20 de septiembre de 2007. Aubry se instaló en aquella localidad desde 1974 y fundó el “Instituto de Asesoría Antropológica para la Región Maya A.C.”. También fue director del Archivo Histórico de la Diócesis, junto con su mujer Angélica Inda, durante 36 años, y miembro fundador del “Centro Immanuel Wallerstein San Cristóbal de las Casas”. El programa de invitación a dicho “Coloquio”, planteó la perspectiva de su pensamiento de la siguiente manera: “Historiador e investigador con los pueblos mayas, impulsor de las otras ciencias sociales, unas ciencias liberadas y liberadoras como instrumentos intelectuales para alimentar nuestra reflexión, nuestra acción, nuestras luchas.

Una ciencia de, desde, para y con los de abajo, que busque, indague, detecte, observe, descubra, comprenda y explique, con el fin de Hacer, de Transformar.

Férreo opositor al acomodo de la clase académica dominante. Denunció con fuerza la práctica extractiva de la antropología, el despojo de los conocimientos de los pueblos que además genera una literatura ilegible para los mismos. Impulsor y difusor del pensamiento crítico antisistémico, y crítico de la especialización y atomización del conocimiento, en sus palabras de ‘los jacales disciplinarios’ ”.

Aubry fusionó en un sólo “paradigma ideológico” –si esto es posible– el pensamiento de Fernand Braudel, con su visión marxista sobre el papel de los factores socioeconómicos en la “creación y narración de la historia”; de Edgar Morin, con su teoría del “pensamiento complejo” (de raíz hegeliana) y la instalación de la Multiversidad frente a la Universidad”; de Immanuel Wallerstein, con sus análisis de los sistemas-mundo y la propuesta “antisistémica”; y de Paulo Freire, con su modelo de “alfabetización-concientización”.

En la caravana de asistentes al “Coloquio” estuvieron como expositores Immanuel Wallerstein, Carlos Aguirre Rojas, Sylvia Marcos, Gustavo Esteva, Gilberto Valdés, Jorge Alonso, Ricardo Gebrim, Ives Lesbaupim, Francois Houtart, Peter Rosset, Boaventura de Sousa Santos, Enrique Dussel, John Berger, Jean Robert, Naomi Klein, Pablo González Casanova y el “telonero” (que abría y cerraba cada sesión), el Sub Comandante Marcos, y algunas decenas de curiosos y esnobistas jóvenes y reporteros de diarios extranjeros y del país.

El espacio sólo permite citar algunas de las frases más llamativas de lo que se dijo: “Las luchas antisistémicas y la necesidad de vincularlas desde la diferencia”, “El imperio estadounidense está en decadencia y al borde de la muerte, aunque aún es el enemigo formidable y el señor de la guerra que domina la lógica del mercado y no pocos estados”. “Las campañas del EZLN no tienen el tutelaje del feminismo hegemónico, del feminismo que circunscribe su lucha a la opresión de los varones”. “Los ‘caracoles’ (municipios autónomos zapatistas) son un modelo exitoso que ahora se aplica en Indonesia”.

En su ponencia, Francois Houtart planteó la posibilidad de “poder mediar y conciliar entre optimismo antisistémico y la necesidad de institucionalizar las rebeliones”. En México, “un razonamiento parecido nos hubiera podido evitar a un gobierno de derecha e ilegítimo”, para luego definirse así mismo como un ”marxista por convicción y contestatario por definición”.

Ricardo Gebroim, del “Movimiento de los Sin Tierra” de Brasil, dijo: “Hemos iniciado un nuevo ciclo reconociendo que la democracia electoral es un mecanismo de reproducción del imperialismo –a propósito de que con Lula­– todos creían que empezaría la transformación y empezó la decepción”.

Por su parte, Peter Rosset, del “Centro de Estudios para el Campo Mexicano”, postuló: “Están apareciendo movimientos rurales de nuevo tipo, autónomos, algunos antisistémicos, y otros aún con vínculos institucionales, pero todos ensayando formas de lucha que van desde el pacifismo gandhiano, pasando por la acción directa, hasta, en algunos casos, la lucha armada”. ¿Tendrá esto último, algo que ver con las “estructuras antisistémicas de indígenas”, conformadas en “la otra campaña” del Sub Marcos (que, según el disidente eclesiástico sandinista, Ernesto Cardenal, “es lo más impactante que tiene ahora México”), y de “otras estructuras institucionales campesinas”, con las amenazas de actos violentos por rechazo, a la entrada en pleno vigor del capítulo agropecuario del TLCAN, el pasado primero de enero?

Es verdaderamente sorprendente que en el resumidero de las ideologías revolucionarias implantadas en San Cristóbal de las Casas, desde Levi-Strauss, Althusser, Derridá, Deleuze y Lyotard, así como de Gramsci, Habermas, Marcuse, Braudel, Morin, Wallerstein, Freire, Illich, Chomsky, Klein, Houtart, Berger, Bordieu, De Vos y otros, pero por supuesto de Andrés Aubry, se haya atrevido el obispo Felipe Arizmendi a escribir el 25 de septiembre: “Llegando a Roma me enteré del lamentable fallecimiento de Don Andrés Aubry. Para todos es una gran pérdida y su ausencia será notable… Recordamos con gratitud su última intervención en la asamblea diocesana de junio pasado, cuando nos hizo valorar las características propias de nuestra diócesis a través de los siglos, y siempre su opción por los pobres” (sic).

El colmo de la burla vino con Javier Sicilia en su artículo de Proceso # 1626: “Dos acontecimientos en el orden de la cultura cerraron el año: el homenaje a Iván Illich, en Cuernavaca, con el coloquio ‘La convivencialidad en la era de los sistemas’, y el homenaje a Andrés Aubry, en San Cristóbal de las Casas… Dos hombres que fueron sacerdotes y cuyas críticas y alternativas abrevaron de las fuentes del Evangelio… Illich y Aubry… bebían de las fuentes anarquistas del Evangelio…” (resic). Por esto, parodiando a Hamlet, sólo resta decir: “Algo está podrido en San Cristóbal de las Casas”.

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Comentario de Octavio Islas

La verdadera burla son los sacerdotes pederastas -muy poderosos, por cierto- que gozan de absoluta impunidad.
La mordaz crítica de Federico -egresado como yo del Colegio Franco Inglés-, bien podría reparar en ello.
Lo verdaderamente podrido es la conducta del influyente padre Marcial Maciel y la protección que el cardenal Norberto Rivera ha brindado a otros sacerdotes pederastas.